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Sánchez forzado a dimitir al perder la votación: el PSOE forma una gestora

La gestora, presidida por el presidente asturiano, Javier Fernández, se ratificará el próximo sábado en otro Comité Federal.

Pedro Sánchez dimite. Tras resistirse durante doce horas en laauténtica batalla campal del Comité Federal, el más duro de los últimos años o décadas, el secretario general del PSOE fue arrojado por los suyos al precipicio tras varios intentos sin éxito: la petición de una votación de gestora, la presentación de una moción de censura y un intento de "pucherazo" de la dirección federal que ya está dimitida a la fuerza. Pero Sánchez ya es un 'ex'. Así lo anunció ante los suyos tras perder por 25 votos la votación clave a la que había vinculado su futuro político la noche anterior tras una semana de infarto socialista motivada por el órdago a los críticos de convocar un Congreso Extraordinario tras las elecciones vascas y gallegas.

"Para mí ha sido un orgullo y presento mi dimisión. Ha sido un honor", dijo ante los 253 miembros del Comité Federal en una intervención "al borde de la lágrima" en la que deseó a quienes ya no son 'los suyos' "todo el acierto del mundo" y añadió: "Estoy agradecido en nombre de la Ejecutiva por el trabajo que habéis realizado". Prometió "lealdad de esta ejecutiva" dimitida a la comisión gestora que, desde este sábado, estará al frente del PSOE de forma provisional hasta que sea ratificada el próximo sábado por un nuevo Comité Federal. Una gestora que estará presidida por el barón asturiano, Javier Fernández, partidario de una abstención al PP.

"Es un orgullo ser militante del PSOE", fueron sus últimas palabras en el interior de la Sala Ramón Rubial de Ferraz tras perder la votación, con 133 votos en contra y 107 votos a favor, sobre la convocatoria de un Congreso Extraordinario. Votación por llamamiento y a mano alzada que, durante veinte minutos, registró los votos, uno a uno, de los 253 miembros del Comité Federal. Momentos críticos en los que se dirimió el futuro del PSOE, que los críticos habían deseado desde primera hora de la mañana, y que acabaron con la guerra estatutaria y jurídica emprendida por la dirección desde que el miércoles le dimitieran la mitad más uno de los miembros de la Ejecutiva Federal.

Pero la guerra jurídica fue encarnizada entre las dos estructuras del PSOE, críticos y oficialistas, desde el principio y hasta el final por parte de los dos miembros de la mesa de presidencia del órgano que representaban a ambas partes: Rodolfo Ares, por los pedristas; Verónica Pérez por los críticos. Una ardua negociación en la que debatió todo: el qué (si congreso o gestora); el quién (si votaba la Ejecutiva o no), y el cómo (si votación secreta y en urna o por llamamiento a mano alzada).

Finalmente fue una fórmula mixta que sólo se consiguió por el clima de tensión de un partido roto que acusó a la dirección de "pucherazo" por forzar urnas "ilegales" según los críticos que gritaban "cobardes y sinvergüenzas" a los miembros de la Ejecutiva. Ello motivó la recogida de firmas, 129, para la presentación de una moción de censura contra Sánchez. Una amplia mayoría del cónclave, más del 50% frente al 20% que se requería. Pero los oficialistas lo rechazaron con el enconamiento de un todavía líder del PSOE que avistaba a su principal contrincante, Susana Díaz, recogiendo firmas para enterrar su mandato.

Un espectáculo "dantesco", reconocían los presentes, que motivó incluso las lágrimas de la baronesa socialista que tutelará este proceso de transición. No sin quedar tocada. Ella y los suyos, como "la autoridad" competente Verónica Pérez, a quien el "negociador de la paz de ETA" Rodolfo Ares arrebató el micrófono en pleno debate normativo frente a todo el PSOE con mando en plaza. El PSOE está hoy partido por la mitad y no son pocos los que reconocen que "vamos a tardar veinte años en levantar la cabeza y curar esta herida".

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