La salida del Reino Unido del seno de la UE podría tener algunos aspectos positivos. Y es que puede facilitar la integración en Defensa de los países miembros, algo que se han encargado de dinamitar durante años los gobiernos de Londres, que no quieren que nada pueda hacer sombra a la OTAN. Este lunes, en Bruselas, los responsables de Defensa y Exteriores de los países miembros han dado un pequeño paso adelante, aunque solo sea una declaración de intenciones.
El objetivo final es que la Unión Europea pueda tomar la iniciativa y desplegar fuerzas militares en escenarios conflictivos si así lo considera necesario. En definitiva, intentar tener una capacidad de despliegue parecida a la que tiene actualmente la Alianza Atlántica y que en la práctica, ahora mismo, es totalmente impensable, pues solo tiene capacidad para llevar a cabo ciertas misiones de adiestramiento o humanitarias y después de enormes negociaciones.
Desde hace años existe el proyecto de tratar de converger en un ejército europeo, para el que cada país aportaría diferentes elementos militares de sus Fuerzas Armadas -sin desligarlos de ellas- y que, supervisado bajo varios cuarteles generales europeos, permitiría ser un nuevo actor en la geoestrategia internacional. Londres siempre se ha mostrado en contra y este lunes lo ha vuelto a hacer, pero su votada salida de la UE parece esclarecer el futuro.
Cuatro países europeos se han posicionado este lunes como el núcleo duro que apuesta por avanzar en esta integración en materia de Defensa: Alemania, Francia, España e Italia. Al tradicional rechazo británico se sigue uniendo el escepticismo de países europeos como Dinamarca u Holanda y las dudas de las repúblicas Bálticas (Lituania, Estonia y Letonia).
A su salida de la reunión sobre Estrategia Global para la Política Exterior y de Seguridad de la UE, la nueva ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, ha afirmado que España "va a participar de manera muy activa en la construcción de la Defensa europea, en coordinación con nuestros socios europeos Alemania, Francia e Italia" y ha destacado que "estamos en un momento crucial para la construcción de la Defensa europea".
Según ha dicho, los cuatro principios en los que se debe basar la construcción de la política común de seguridad y defensa son la cooperación OTAN-UE, la "inclusividad", la "solidaridad", y la "conjunción entre ambición y realismo". "Solo teniendo en cuenta estos principios conseguiremos que la Defensa constituya uno de los ejes sobre los que cimentar una UE más fuerte, que nos lleve a mejorar la seguridad y la defensa en Europa y en nuestro entorno", ha añadido.
A su juicio, "una Europa fuerte en Defensa, capaz de contribuir junto con la Alianza a la seguridad de nuestro espacio de interés, necesita de unas capacidades militares sólidas, coherentes con nuestro nivel de ambición y que estén a disposición de la Unión Europea, de la Alianza Atlántica y de las naciones".
Sobre la mesa en Bruselas está la propuesta remitida en los últimos días por la Alta Representante para la Política Exterior, Federica Mogherini, todavía bastante preliminar. Por un lado, la creación de un alto mando militar en la UE que pueda coordinar misiones civiles y militares. Por la otra, la creación de un fondo europeo de Defensa "que pueda ayudar a financiar las capacidades comúnmente acordadas por los Estados miembros".