La campaña de los farolillos independentistas para recibir a los Reyes Magos en Vich fue un fiasco del que se arrepintieron hasta sus promotores. La prensa nacionalista trató de correr un tupido velo ante la evidencia de la politización de la Navidad y el adoctrinamiento intensivo en el separatismo de los niños en Cataluña. Òmnium, una de las entidades promotoras, se desmarcó de la iniciativa y ERC, a través de Gabriel Rufián, también.
Sin embargo, el proyecto de convertir la Cabalgata de Vich en un ensayo de la Diada no fue el chispazo de un propagandista de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), sino el destilado de un prolongado caldo de cultivo. El hecho de que TV3 anunciara la retransmisión de los Reyes en Vich desató el escándalo, pero la conversión de la Navidad catalana en otro hecho diferencial contra España más allá del caganer y la festividad de San Esteban no es precisamente una novedad.
Antes de que se desatara la polémica sobre los Reyes Magos, Berga fue el escenario de una representación de Els Pastorets (auto sacramental del Nacimiento de Jesús del acervo costumbrista de Cataluña) en la que se sobrepasaron todos los límites del nacionalcatolicismo. La criatura de pocos meses que representaba al Niño Jesús tenía el cuerpo cubierto con una bandera estelada y uno de los pastorcillos del Belén sostenía otra enseña separatista, según se puede comprobar en las imágenes subidas a la red social Facebook.
El diario digital e-noticies, que ha sido el primero en advertir del peculiar pesebre viviente separatista, se hace eco de la denuncia del presidente del PP en Berga, Joan Anton López, cuyo partido carece de representación en el ayuntamiento de Berga, encabezado por la alcadesa de la CUP Montse Venturós, que se hizo detener por los Mossos para declarar en el juzgado por exhibir la estelada en el consistorio durante las jornadas electorales.