Tras su derrota en titulares de este pasado fin de semana en el que Pedro Sánchez presentó, por fin, su candidatura a las primarias socialistas, Susana Díaz ha elaborado un contraataque que va desde zurcir los descosidos internos que su gestión ha provocado en Andalucía a protagonizar la "gran invasión" –otros dicen que "evasión"– de Madrid en un gran acto preelectoral rodeada de alcaldes y cargos públicos socialistas de toda España.
A la espera de dar con la tecla que arregle el gran desafinado de la sanidad andaluza, Susana Díaz ha copiado al astuto Manuel Chaves y ha reeditado los acuerdos de concertación social que mantuvieron alimentados y contentos a empresarios y sindicatos durante más de una década con escasos resultados sociales –Andalucía nunca dejó de estar a la cabeza del paro en España mientras tuvo lugar– y con graves consecuencias de corrupción en los tres firmantes sociales: UGT, sobre todo, la Confederación de Empresarios Andaluces y finalmente CCOO.
Tras los escándalos sindicales revelados, principalmente aunque entre otros por Libertad Digital, Susana Díaz prometió que ampliaría el número de los interlocutores sociales presentes en sus esquemas de concertación para evitar el contagio de la mala imagen, pero al final ha considerado mejor no mover ficha alguna del tablero y originar una foto con los principales empresarios de todos los sectores, foto que demuestra qué candidato a Ferraz se quiere en el poder económico andaluz, y los sindicatos habituales.
El objetivo ahora es la promoción de la industria andaluza que, como todos saben, lleva un siglo por detrás de otras regiones y cuyo impacto en el Valor Añadido es de seis puntos menos que la media nacional y así, punto arriba o abajo, ha sido siempre en los últimos 34 años en que el PSOE ha gobernado Andalucía. El problema es que, de nuevo y lo subraya ABC, no hay precisiones económicas concretas. Se habló de 8.000 millones de euros, pero ni nuevos ni para un solo año, puesto que se estiran, al menos, hasta 2020.
Se dijo este lunes que el objetivo es alcanzar el 18 por ciento del Valor Añadido Bruto como peso específico en la industria nacional, esto es, la misma proporción que el peso poblacional. Se quieren recuperar 533.000 ocupados que tenía el sector industrial en 2007 pero en concreto no se sabe cómo se hará ni con cuánto dinero nuevo y real y de qué modo.
Madrid, 11 de febrero: un antes y un después
Queda totalmente claro con ese acto madrileño que lo que interesa estratégicamente a Susana Díaz para ganar las primarias no son los militantes ni los críticos, sino los cargos públicos, esto es, aquellos socialistas que tienen un sillón remunerado en las instituciones públicas, ya sean diputados, senadores, alcaldes, concejales, asesores, diputados de las Diputaciones Provinciales o altos cargos de los gobiernos autonómicos. En el acto de Madrid, respuesta a la incursión sevillana de Sánchez, el protagonismo lo tendrá el municipalismo socialista.
Así, dicho sea de paso, ha sido siembre desde 1982 en adelante: aparato controlando a los militantes y a los críticos como garantía de uniformidad, disciplina y eficacia en la acción común en la tesis de que el que se mueva no saldrá en la foto. O eso, o el caos de Pedro Sánchez y la nada de Patxi López.
Según diversos medios, es el PSOE gallego a través de Abel Caballero el que se está haciendo cargo de la coordinación del acto. No se olvide que es alcalde de Vigo y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, además de exministro de Felipe González. Significativamente, entre los invitados al acto, según El Confidencial, no estarán ni la gestora ni los otros candidatos a las primarias, promocionando a las claras y de hecho y de ese modo a la presidenta andaluza.
Con este acto, Susana Díaz explicará su programa municipalista, clásico ya en el PSOE y la asistencia masiva de alcaldes y concejales hará posible que sus mensajes y su figura lleguen a todos los rincones de la geografía socialista nacional.