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Ciudadanos de Andalucía: de gran esperanza a gran decepción

Crece la oposición interna en Andalucía y el desacuerdo por sus cesiones ante Susana Díaz.

Crece la oposición interna en Andalucía y el desacuerdo por sus cesiones ante Susana Díaz.
Juan Marín | EFE

La organización andaluza de Ciudadanos aparece como la segunda en número de afiliados y compromisarios, disponiendo con Madrid, que es la primera, de un notable poder de decisión en la IV Asamblea General que se celebró este fin de semana. Andalucía cuenta con casi 5.300 afiliados, mil menos que Madrid, y lleva 77 compromisarios que, junto con los 92 de Madrid, representan el 28 por ciento del total. Si se suman los 70 compromisarios de la Comunidad Valenciana y los 53 de Cataluña, se acercan mucho a la mitad de los 600 compromisarios (292).

Pero hay que tener en cuenta que de los 600 compromisarios que tomaran las más importantes decisiones para la vida presente y futura del partido, sólo 479 han sido elegidos por votaciones temáticas. El resto son miembros natos del Pleno por ser miembros del Consejo Federal y las Ejecutivas.

Andalucía, pues, tiene un papel importante en la Asamblea y llega a ella dividida por el apoyo, casi siempre incondicional al gobierno socialista de Susana Díaz, que ha dejado a los pies de los caballos el comportamiento exigente, por ejemplo, de Madrid ante el Partido Popular.

Aunque la impresión general es que Ciudadanos ha castigado especialmente al PP, puede interpretarse así porque en Andalucía el comportamiento felpudo y seguidista del equipo de Juan Marín como uno de los gobiernos con más corrupción y menos eficacia social de España es señalado por todas las fuerzas políticas, sociales y culturales andaluzas.

El argumento inicial de Ciudadanos de Andalucía no era menor. Se trataba de mantener la estabilidad en el gobierno andaluz a cambio de reformas de profundidad. Años más tarde, Susana Díaz sigue mandando como siempre, como consecuencia de que Ciudadanos no quiso entrar en el gobierno, y Ciudadanos ha quedado tiznado por comportamientos cómplices en numerosos casos, entre otros, el robo de un puesto en la mesa del Parlamento al PP para beneficio del PSOE.

De unos comienzos decepcionantes para los partidarios de las reformas al silencio forzoso

En los comienzos de Ciudadanos en Andalucía, sólo había dos grupos más o menos organizados con potencialidad para ser los rectores de la nueva etapa de poder parlamentario. Uno estaba encabezado por el ex senador socialista, Luis Salvador, de quien propagaron que había sido investigado por su propio partido debido a irregularidades electorales internas.

La ilusión que generó la alternativa naranja motivó que algunas personas con prestigio en redes sociales, como Eduardo Maestre, famoso junto con Luis Escribano por sus videos "meteoritos" y sus apariciones en tertulias televisivas. Un abogado de Sevilla le propuso ser el delegado territorial de Ciudadanos en Cádiz, a donde iba a trasladarse, pero lo acusaron tras afiliarse de ser partidario de meter los "tanques" en Cataluña. Aun, ha dicho a Libertad Digital, no sabe quien organizó la calumnia.

Posteriormente, contactos de grupos intelectuales, periodísticos y funcionariales partidarios del cambio en Andalucía con Irene Rivera, no sirvieron básicamente para nada porque Juan Marín, con o sin Albert Rivera, ya había diseñado su estrategia de apoyo a Susana Díaz.

El otro, representado por Juan Marín, un concejal de un grupo independiente de Sanlúcar de Barrameda que fue en las listas del PP en 1982, apareció en el Partido Andalucista de Pedro Pacheco algo después y terminó siendo la muleta del PSOE en Sanlúcar hasta que pescó en las aguas de Ciudadanos. Eso le valió el apelativo de Marín "Pescador".

Marín se llevó el gato de Ciudadanos al agua porque contó con la ayuda inestimable de dos miembros de la dirección nacional de Ciudadanos que veraneaban en Sanlúcar e hicieron migas con su cuñado, Manuel Buzón García, la mano que mece todas las cunas en Andalucía, y otros amigos y amigas de Marín. Seguramente debido a estas conexiones con Matías Alonso y Vicente Castillo la figura de Marín se proyectó a todas las provincias andaluzas y pudo conseguir el poder interno. En Sevilla y Málaga, la influencia de Fran Hervias es limitada.

Desde el principio, Ciudadanos sufrió una cascada de eliminaciones de personas, similar a la efectuada con Eduardo Maestre sin razones conocidas. En Málaga, la renuncia de José Calle, ex candidato número 2 al Congreso en las elecciones, y la imposición a las bravas de Guillermo Díaz, sin votos entre los afiliados, fue causa de fuga masiva de afiliados. En Torremolinos, el mandamás malagueño y candidato a la alcaldía de la capital, Juan Massá, desgarró la agrupación. En Benalmádena, se echó a Bernardo Jiménez sin más.

En Jaén, el hombre fuerte de Albert Rivera en temas organizativos, Vicente Castillo y su lugarteniente, Antonio Sutil, provocaron una crisis interna en una capital en la que habían conseguido tres concejales luego defenestrados con grave escándalo. Uno de ellos, Iván Martínez, contó algunos mimbres. Entre otras cosas dijo: "Don Manuel Buzón no ha pisado Jaén en los meses que hemos estado en el Ayuntamiento representando a Cs Jaén, el porqué, el grupo municipal no comulga con normas bolivarianas de control de comunicación y prensa, e imposiciones de personal de confianza; como no han colocado a Luis Serrano como concejal, siguen insistiendo en que lo metamos de personal de confianza en el grupo municipal, pero nos negamos y boicotearon las negociaciones con el PP, lista más votada."

En Sevilla, desde que Albert Rivera llenó el palacio de Congresos en enero de 2014, las crisis se sucedieron causando la baja o la dimisión de varios dirigentes. En la provincia con más afiliados de Andalucía, Fran Hervias, mano derecha de Albert Rivera, relacionado sentimentalmente con la sevillana, Virginia Millán Salmerón, ha sido acusado de irregularidades internas que beneficiaban a su pareja. Incluso llegó forjarse una Plataforma de Garantías Ciudadanas que agrupaba a los expulsados y confinados por los amigos de Hervias.

Podríamos seguir por otras provincias, recuérdese el caso Espartanas o el escándalo de Castilleja de la Cuesta, también en Sevilla. En Huelva, María Martín fue apartada de su portavocía municipal de malas maneras por los dirigentes provinciales.

Pero estas puntadas dejan ver claramente los hilos de una organización – Marín dice que hay tantas ideologías como afiliados -, que carecía de estructura, estrategia y principios claros. Por eso se impuso Marín, porque de todos ellos, era el único que disponía de algún núcleo y estructura de apoyo.

La creciente oposición interna al clan de la Manzanilla

Lógicamente, desde la dirección del grupo parlamentario y el control de la organización, sus listas y sus votaciones internas, el poder del clan de la Manzanilla ha crecido hasta copar prácticamente todas las direcciones provinciales. Pero su planteamiento estratégico en Andalucía, socio del rodillo con Susana Díaz sin alcanzar reforma sustancial alguna en ningún frente, ni siquiera el Impuesto de Sucesiones sin mencionar, para qué, la lucha contra la corrupción o el caos sanitario, empieza a ofrecer ciertos riesgos electorales externos y una creciente oposición interna.

La última cacicada interna ha impuesto a la candidata al Congreso por Jaén, que no logró ser elegida, Raquel Morales, impulsada por su casi paisano Vicente Castillo.Con ello, se ha comprobado cómo el mérito no está considerado justamente en Ciudadanos por lo que es posible que trabajos de colaboradores de todas las provincias sean usurpados como propios. Además, ha logrado colarse en la nueva Ejecutiva nacional, junto a Marta Bosquet, una abogada almeriense que comenzó reuniéndose con funcionarios y periodistas críticos, pero que se ha alineado definitivamente con el equipo de Marín.

En Málaga han surgido dos grupos de críticos, los del concejal Gonzalo Sichar, en pugna por la alcaldía y próximo a Carolina Punset y otro, conocido como Transparencia, contraria al inmovilismo de unos Estatutos que impiden la expansión nacional pero que cuenta con importantes ambiciones profesionales en su interior.

En general, los críticos, cuya influencia se ha percibido en la elección de compromisarios para esta IV Asamblea, acusan de nepotismo, clientelismo y mediocridad. Según la visión que los críticos han transmitido a Libertad Digital, "el núcleo duro del poder se articula en torno al Clan de Sanlúcar. Marín y Buzón tienen colocados con sueldos importantes a un grupo entre 6 y 8 fieles originarios del pueblo de la Manzanilla.

Este clan está compuesto, esencialmente, por:

Elena Sumariva Gallego , la tercera en poder de Andalucía, antigua dependiente en la relojería de Marín. De dependienta pasó a trabajar en el Ayuntamiento de Sanlúcar y de allí al Grupo Parlamentario. Delegada de grupos Institucionales de Andalucía, responsable de los posicionamientos de alcaldes y concejales.

Almudena Camacho Sumariva, subdelegada Territorial de Cádiz y por tanto llave de la organización en esa provincia.

Sergio Romero Jiménez, parlamentario por Cádiz, con un currículum en el que destaca su paso por el Grupo inmobiliario Urbe 2000 , algún trabajo en las Cafeterías Alonso y un par de empresas de transformación agrarias antes de asesorar a Marín en el Ayuntamiento de Sanlúcar.

Manuel Buzón García , número dos de Ciudadanos en Andalucía como Delegado Territorial , es concuñado de Marín y verdadero jefe y controlador de todo lo que se mueve, estrechamente relacionado con el equipo de Rivera que hemos mencionado.

Tras ellos figuran Ella Teresa Núñez Lucero, Daniel Ucha Enríquez, Adrián Angui López, ex becario de un periódico y hoy jefe de comunicación de Ciudadanos en Andalucía, Jesús Caro Aguilera o Jesús Carmona Caro.

Progresivamente, el poder del clan se ha ido extendiendo. Es obediente a él la Subdelegada Territorial de Sevilla y concejal por Gelves, María Mar Hormigón León y Ana González Pinto, concejal de Dos Hermanas. También Eugenio Rodríguez Mallen, Subdelegado Territorial de Andalucía y lugarteniente de Buzón, con sueldo del Grupo Parlamentario.

La más reciente ascensión en el clan de la Manzanilla ha sido la de la jiennense Raquel Morales Martínez, nacida en Iznatoraf. Profesora de inglés en una academia de Torredelcampo, antes dependienta de farmacia en Andújar. Los críticos creen que tratan de impulsarla como el alter ego de Marín y figura emergente para enfrentarse a Susana Díaz por el estrellato de la Junta. Acaba de ser nombrada miembro de la nueva Ejecutiva nacional.


El test de la elección de compromisarios

El auge del movimiento crítico dentro de Ciudadanos ha sido demostrado en la elección de compromisarios que ha relegado a segundos y terceros planos a algunos miembros importantes del clan de la Manzanilla.

La participación, realmente baja que apenas ha llegado al 10 por ciento, ha dado como vencedor al grupo granadino de Luis Salvador, tradicionalmente más desenvuelto en redes sociales, que ha copado seis de los diez militantes más votados. Virginia Millán Salmerón, pareja de Hervias, ha logrado el quinto puesto, y sólo Sevilla y Málaga, con dos oficialistas, han logrado estar entre los primeros puestos. Por ejemplo, Salvador ha logrado el doble de votos que el concuñado de Marín, Manuel Buzón. Pero el grupo de Granada no está presente en los órganos directivos nacionales.

No puede saberse qué hubiera pasado si Juan Marín, miembro nato de la Asamblea, hubiera debido ser elegido como compromisario, pero el primer candidato del clan de la Manzanilla, Sergio Romero, ha aparecido en el puesto número 25 a 200 votos de distancia del ganador. En el puesto 30, aparece Elena Sumariva. En el 42, María Elena Camacho Sumariva. En el 52, Manuel Buzón.

Quizá el caso más llamativo es el de Julio Díaz, diputado de Ciudadanos en el Parlamento y presidente de la Comisión de Investigación de la Formación designado por Juan Marín, que no ha logrado puesto en la Asamblea por haber quedado en el lugar 81, fuera por tanto de los 77 posibles.

Ciertamente, el movimiento crítico interno de Ciudadanos, aun escasamente conectado y organizado, podría tener su oportunidad en una Asamblea regional, al estilo de los congresos regionales de los demás partidos, pero Albert Rivera quiere centralizar la organización y no ha consentido la organización de asambleas regionales. Se espera que, tal vez, Marín y Buzón, convoquen un Subcomité Territorial donde pocos esperan cambios de profundidad.

Los críticos andaluces, que están buscando ayuda en otras regiones, temen que el comportamiento de la cúpula que encabeza Juan Marín pase una factura electoral grave si el crecimiento del PP sigue imparable. De hecho, Ciudadanos ha perdido peso electoral en la última encuesta EGOPA del pasado mes de enero si bien el desgaste no afecta a Juan Marín, cuya valoración sube ligeramente.

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