La Guardia Civil ha detenido este martes a uno de los cabecillas del grupo de personas que protagonizaron dos simpas masivos en la comarca leonesa del Bierzo, uno en Bembibre y otro en Ponferrada, según han informado fuentes de subdelegación del Gobierno.
Según ha informado el Instituto Armado, el detenido, un ciudadano rumano de 48 años con domicilio en Ponferrada (León), está acusado de ser el presunto autor de un delito de estafa.
La Subdelegación del Gobierno ha informado a EFE que se busca a una segunda persona, también identificada, quien junto al detenido actuaron como cabezas visibles en la contratación del bautizo.
La detención se ha producido después de que la investigación conjunta llevada a cabo por la Guardia Civil y la Policía Nacional para investigar los episodios sufridos por los hosteleros del Bierzo llevara a identificar a dos personas de nacionalidad rumana como presuntos cabecillas.
El simpa de Bembibre
El primer caso denunciado se produjo en un restaurante de Bembibre, donde los 120 comensales de un bautizo se fueron del comedor sin abonar una factura de 2.000 euros. El establecimiento estafado fue el hotel-restaurante El Carmen, cuyo propietario, Antonio Rodríguez, explicó que la cena para celebrar el bautizo de dos bebés fue encargada por unos vecinos y únicamente habían dado una señal de 900 euros.
Según denunció, cuando se iba a servir la tarta todos los comensales dejaron el establecimiento a la vez y no se pudo hacer nada por detenerlos porque era algo que ya habían previsto y salieron en estampida en coche, muchos de ellos de gama alta.
En total quedaron por abonar unos 2.000 euros de un menú que consistió en unos entrantes seguido de un plato principal, que en este caso fue de carne, además de vinos y 30 botellas de distintas bebidas alcohólicas.
La estafa en Ponferrada
Por otra parte, el 2 de marzo el restaurante El Rincón de Pepín de Ponferrada (León) también denunció un hecho similar ocurrido hace varias semanas cuando más de 200 comensales de una boda abandonaron el establecimiento sin que nadie se hiciera cargo de la factura.
En declaraciones al Diario de León, el encargado del local, George Ibrasu, explicó que que los clientes eran un grupo de rumanos de etnia rumana. Según dijo, cuando se dieron cuenta de que él también era rumano, "comenzaron a hablar en su dialecto y dejé de entenderles".
Lograron escapar en el momento en que salió a preparar unos cafés. Cuando volvió, todos "se habían fugado en un visto y no visto". En total, la cuenta ascendió a unos 7.000 euros.