"Ayer llevé al fútbol al alcalde de Gerona. La lluvia nos respetó y el resultado fue magnífico. Espero nos ayude a entrar en el Ayuntamiento". Esta es una de las frases de un correo electrónico que Josep Manel Bassols envió a Sergio Lerma, responsable de la constructora Oproler. El propósito de la invitación al fútbol era el de lograr una vía de acceso al ayuntamiento de Gerona para lograr contratos públicos.
En los registros realizados por los investigadores de la Guardia Civil en el marco del caso que dirige el juez de El Vendrell, Josep Bosch, y la fiscalía anticorrupción, no sólo se halló el comprometedor mail sino una fotografía en la que el entonces alcalde de Gerona, Carles Puigdemont, posa sonriente con Bassols, exalcalde convergente de la localidad gerundense de Anglés, exjefe de campaña de Puigdemont y marido de la magistrada Núria Bassols, que fue elevada por Artur Mas al cargo de comisionada de la transparencia, un puesto del que tuvo que dimitir por presiones de ERC a Convergencia tras la acumulación de indicios sobre el papel de Josep Manel Bassols en la trama corrupta.
La intención de Lerma y Bassols era la de reproducir en Gerona el sistema de contratación que se llevaba a cabo con la sociedad "Barcelona Infraestructuras Municipales" (Bimsa) y que dirigía el exconcejal convergente en la capital catalana Antoni Vives.
El pasado 2 de febrero, la Guardia Civil llevó a cabo lo que denominóoperación Pika (pica de allí, pica de allá, una frase inferida del análisis de la documentación) y que se saldó con la detención de varias personas del entorno convergente, como el citado Vives o Bassols, que con la detención de aquel día ya suma tres. También cayeron el presidente del puerto de Barcelona, Sixte Cambra, amigo personal de Artur Mas.