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Las primarias provocan una división interna sin precedentes en el socialismo andaluz

Que Carmeli Hermosín y Luis Yáñez hayan apoyado públicamente a Pedro Sánchez demuestra que la baraja socialista admite muchos cortes.

Que Carmeli Hermosín y Luis Yáñez hayan apoyado públicamente a Pedro Sánchez demuestra que la baraja socialista admite muchos cortes.
Susana Díaz y Pedro Sánchez, en tiempos ¿mejores? | EFE

Se dirá que el socialismo histórico andaluz se rompió en 1990 tras el estallido del caso Juan Guerra y la posterior dimisión de Alfonso Guerra tras el acoso de las huestes de Felipe González. Pero que la pareja Carmeli Hermosín y Luis Yáñez, ambos presentes en la famosa foto de la "tortilla" que reflejó al núcleo andaluz básico del congreso de Suresnes, haya apoyado públicamente a Pedro Sánchez demuestra que la baraja socialista admite muchos cortes y que el resultado de la partida tiene ya un final previsible: una división interna sin precedentes en el núcleo dirigente del PSOE.

Si por una vez y desde entonces Felipe González y Alfonso Guerra coincidían en el apoyo a Susana Díaz en su presentación madrileña del pasado 26 de marzo, las cosas no van por la senda del idilio en los segundos y sucesivos niveles. No es nada nuevo, porque el propio Josep Borrell, había optado por Sánchez, pero contado en su conjunto da una idea de la crisis que sufre el socialismo nacido en Suresnes. Independiente de los resultados cuantitativos, el aspecto cualitativo, el nivel y el carácter de los partidarios de unos y otros, se dejan sentir con fuerza en este proceso de primarias.

Luis Yáñez, por ejemplo, ya publicó un artículo en 2016 donde decía textualmente: "Creo más probable un acuerdo multipartidario progresista que permita a Pedro Sánchez ser investido como presidente con una programa de mínimos -reforma de la constitución como eje- y con una nítida defensa de la soberanía nacional y de la integridad territorial con cortafuegos para la tendencia totalizadora de Podemos".

Pero eso fue antes de que Pedro Sánchez hablara de la "nación catalana" y su predisposición a un acuerdo bilateral y privilegiado de Cataluña en un presunto Estado federal español. Sin embargo, ha sido después cuando su esposa, Carmen Hermosín, fichaba por Pedro Sánchez y se convertía en recogedora de avales andaluces para su candidatura como contó Diario de Sevilla.

Una de las circunstancias más llamativas es el agrietamiento del antiguo frente guerrista. Mientras Alfonso Guerra aplaudía en Madrid a Susana Díaz, sus hombres de siempre, como recuerda Isabel Morillo, desde el almeriense Nono Amate al ex secretario general del PSOE andaluz, Carlos Sanjuán, pasando por el contundente guerrista Enrique Linde o el intelectual orgánico José Félix Tezanos , apoyan a Pedro Sánchez.

Otro histórico socialista gaditano, Rafael Román, exconsejero de Cultura del gobierno de Rafael Escuredo, ya apostó por Pedro Sánchez, junto con buena parte del clan de Alcalá defenestrado del poder real por José Antonio Griñán y liquidados definitivamente por Susana Diaz. Uno de los afines a este grupo es el incombustible alcalde de Dos Hermanas, Quico Toscano, cuyo clan familiar que es bien extenso y bien relacionado, también apoya a Sánchez.

Más apoyos de Sánchez lo son en Almería el exalcalde Fernando Martínez, el exdiputado y dirigente del PSOE granadino Ángel Díaz Sol, la exministra cordobesa Carmen Calvo, la concejal de PSOE sevillano, Nieves Hernández, antes madinista como Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, y Luis Navarrete, ex secretario general del POE sevillano y expresidente de la Diputación y la Caja de Ahorros San Fernando, además de cuñado del exalcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín. Igualmente es relevante que Luis Planas, que compitió en las primarias andaluzas con Susana Díaz, se haya enrolado en la barca de Pedro Sánchez.

Incluso hay desgarros familiares en esta batalla política interna. Por ejemplo, Felipe Palomino González, sobrino del expresidente Felipe González, está con Pedro Sánchez y tuvo que escuchar en el acto de Sevilla de Pedro Sánchez gritos y abucheos contra su tío. Por si fuera poco, el exdiputado andaluz Ramón Díaz, imputado en el caso ERE, también es sanchista. Se mantiene la unidad entre la exministra Bibiana Aído y su padre, José Aído, viejo componente de la guardia pretoriana del clan de Alcalá, que apoyan a Sánchez.

Puede verse en esta brecha un recuerdo histórico de la vieja batalla histórica de Alfonso Guerra contra el afán de autonomía del socialismo sevillano que siempre dirigió el famoso Pepe Horse, Caballos en el registro civil, que tuvo que ser defenestrado dos veces, una por Alfonso Guerra en un famoso congreso de hace muchos años y, posteriormente, por el propio Manuel Chaves. Susana Diaz siempre militó al lado de Caballos y su clan, de maneras bien discutibles.

No es sólo Pedro Sánchez quien recoge los restos de la "tortilla" y sus naufragios. Patxi López ha pescado en aguas históricas del PSOE andaluz y ha recogido a Magdalena Álvarez. Pero el histórico más llamativo de sus reclutados es Luis Pizarro, figura eminente del clan de Alcalá, que salió huyendo de la actitud de Pedro Sánchez para ir a parar a la cartera de Patxi López, como la exconsejera de la Junta, Evangelina Naranjo y el exconsejero almeriense, Martín Soler.

También van en el lote del exlehendakari, nombres menores, pero asimismo históricos como Diego Asensio, ex secretario general del PSOE almeriense, que dimitió acusando a Griñán de autoritarismo. Junto a él viajan el abogado malagueño Josele Aguilar y el viceconsejero José Antonio Gómez Periñán, pilar del viejo clan de Alcalá.

Por el contrario, todos los expresidentes de la Junta de Andalucía salvo Manuel Chaves, apoyan a Susana Díaz, desde Rafael Escuredo, con la boca semicerrada, a José Antonio Griñán pasando por José Rodríguez de la Borbolla. La histórica Amparo Rubiales ya se ha decantado asimismo por Susana Díaz, como Gaspar Zarrías. Igualmente, casi todo el aparato de la Junta de Andalucía y del PSOE andaluz, así como la nueva generación del socialismo andaluz reman a favor de la candidatura de Susana Díaz.

Cuando se recuenten los votos de las primarias, pase lo que pase en ellas y quién sea elegido secretario/a general del PSOE, el resultado seguro habrá sido una división interna sin precedentes en la historia del socialismo andaluz y español que floreció en Suresnes. Si la crisis ya es un hecho en el PSOE nacional, lo será mucho más fuerte en Andalucía debido a la presunta victoria de Susana Díaz que dejará un PSOE andaluz muy dividido a la hora de elegirle sucesor o sucesora, si es el caso.

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