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El PSOE, al borde de la escisión: Susana y Pedro "habrían llegado a las manos"

El debate socialista dejó claro que el partido está roto. Nadie da un duro por el PSOE.

"Un PSOE irreconciliable", sentencia El Mundo. "Díaz y Sánchez escenifican sus diferencias y su animadversión en un debate lleno de crispación". Se tenían ganas y no disimularon. Dice Cuartango en el editorial que el debate se quedó en "un cruce de reproches personales" entre Susana y Pedro y "sólo sirvió para enconar aún más las posiciones". La reconstrucción de la unidad tras las primarias "se presume complicada", una "utopía". Mientras Susana y Pedro se atizaban de lo lindo, Patxi "destacó por su tono moderado", pero no pintaba nada. "El problema es que los batacazos electorales y las reyertas internas han llevado al PSOE a un riesgo real de escisión". Lucía Méndez disfrutó. Dice que Díaz y Sánchez decidieron que "era la hora de echarse en cara los reproches que se han lanzado a distancia, fue un ejercicio sincero de sacar a la luz todo lo que llevaban dentro", que era purito odio. Susana "se calzó los guantes de boxeo para golpear con intención (…) Golpes que fueron respondidos por él". Olvida Lucía que Pedro lleva golpeando a Susana desde hace tiempo. Parece que se ha cansado de aguantar tortazos sin inmutarse. "Los tres candidatos tenían tanto que decirse a la cara después de habar callado por la espalda que apenas si tuvieron tiempo de entrar en los asuntos políticos de fondo". ¿Tres candidatos? Ah, sí, Patxi. Carlos Cuesta ve un auténtico peligro en Pedro Sánchez porque "no tiene miedo a nada". Nada qué perder. "Sánchez sería capaz de pactar con quien hiciera falta con tal de llegar al poder". A ver, Carlos, es su única salida, ¿tú qué harías? Para Raúl del Pozo "el combate fue muy entretenido". Tanto y tan intenso que le ha dicho un analista que "si estos insensatos que se despellejan fueran tan brillantes metiéndose con Rajoy, lo devorarían". O no, Rajoy es mucho Rajoy.

También El País se quedó flipado. "El debate del PSOE confronta un pasado de división y rencor". Cebrián quiere pasar página, pelillos a la mar y busca "argumentos" en un debate que era una bronca personal. El debate "expuso la fragilidad de la mayoría de los argumentos de Pedro Sánchez" y "sirvió para desmentir tópicos y falsos dilemas". "Díaz y López dejaron clara la necesidad de definir un proyecto con identidad propia capaz de ganar" al PP, no como Sánchez, que propone "renunciar a ganar las elecciones" y venderse a Podemos. Dice que Susana "no cayó en la trampa del debate bronco que Sánchez planteó desde el principio". ¿Qué considerará Cebrián un debate bronco? ¿Tirarse las sillas a la cabeza? Díaz y López "demostraron querer mirar hacia adelante" mientras Pedro "aspira más a saldar cuentas con un pasado y sus traumas que mirar al futuro". Qué va, claro que mira al futuro, su futuro. Rubén Amón agradece que hubiera un burladero "porque de lo contrario habrían llegado a las manos", destilaban "veneno y malicia". Así que, visto lo visto, "no es imaginable la integración del ganador y el perdedor", más bien se avecina una "ruptura". Y nada amistosa, esto va a ser La guerra de los Rose.

ABC dice que "el debate ahonda la fractura de los socialistas". Bieito Rubido dice que ofrecieron un "espectáculo de pésimo nivel y embarraron el debate de modo tan cainita y rencoroso que difícilmente podrá pensar un solo militante en recomponer la unidad tras las primarias". No, parece que el beso de buenos hermanitos no va ser. Es más, Jaime González cree que después de lo ayer "la solución no pasa por integrar al perdedor sino porque el perdedor firme su capitulación y admita que su derrota lleva implícita una retirada en toda regla. Dado que la convivencia bajo el mismo techo resulta imposible, no queda otra: ella o él habrán de abandonar el domicilio común". Esto "no se resuelve cosiendo, sino con bisturí". O sea, que si pierde Pedro mejor que busque colocación en Podemos. Y si pierde Susana que vaya sacando las cosas de su despacho porque Pedro no va a tardar ni medio minuto en cambiarle la cerradura. Que pregunte a Tomás Gómez.

"Más puños que rosas", titula La Razón, que nunca pierde el humor. Marhuenda dice que el socialismo español vive "una lucha encarnizada entre facciones y no es conveniente introducir en el lenguaje de Ferraz la idea de escisión porque acabará cumpliéndose". Vamos, que la trama del sandwich ha ido de cine, ¿no Marhuenda? Alfonso Rojo también cree que "vista la pulsión suicida que anida en el PSOE", da igual quien gane, el partido está hecho unos zorros. Y Ely del Valle, pues igual. El debate ha servido "para evidenciar que lo que está en juego no es el liderato de uno u otra, sino los propios cimientos de un partido claramente partido". Porque, pase lo que pase, no va a haber entendimiento. "Ni Pedro va a trabajar a pachas con Susana, ni Susana va a volver a confiar en Sánchez". No es duelo a primera sangre, es a vida o muerte. El domingo veremos quién queda vivo.

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