Si la agenda de un diplomático de carrera es complicada, la del embajador de una supuesta nación sin Estado es un no parar de cócteles, canapés y relaciones públicas. Amadeu Altafaj, exportavoz económico de la Comisión Europea nombrado por Mas en 2015 "representante permanente ante la Unión Europea", es uno de los funcionarios autonómicos más atareados. Su función es la de programar visitas y encuentros entre Puigdemont, Junqueras y Romeva con eurodiputados y altos funcionarios de la UE, tarea en la que no ha cosechado grandes éxitos. También figura entre sus atribuciones la de denunciar el "España nos roba", el talante "autoritario" del Estado y la "persecución" judicial del proceso cada vez que se le presente la ocasión y en lo que empeña la mayor parte del tiempo en el ejercicio de su despampanante cargo.
Este jueves, por ejemplo, le tocó extender el discurso separatista del odio a España en un insospechado escenario. Altafaj, en calidad de veterano de la comunidad funcionarial española en Bruselas, constaba entre los invitados a una recepción en Amberes a bordo del Juan Sebastián Elcano, buque escuela de la Armada española que atracaba por primera vez en su historia en el puerto belga.
El "embajador" de la Generalidad se mostró distendido y hasta se le veía complacido en la cubierta del buque escuela, imponente velero en el que llevan a cabo el 89 Crucero de Instrucción 76 guardiamarinas del Cuerpo General, de Infantería de Marina y del Cuerpo de Intendencia de la Armada.
La misión de Altafaj es considerada de alto riesgo en la Generalidad, pues se trató nada menos que de participar en un cóctel en una embajada militar flotante del Estado autoritario frente al que hay que pedir ayuda internacional, según el manifiesto de Guardiola.