Hace exactamente un año, Pablo Iglesias se reunía en el reservado de un restaurante madrileño con el presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont. En este encuentro, el líder del partido morado iniciaba su acercamiento a las tesis separatistas prometiendo al presidente catalán votar en contra del suplicatorio contra Francesc Homs. Un año después, la complicidad de Podemos con los secesionistas ha provocado el declive de la formación de los círculos.
Aunque de cara al público aseguran que no están "pensando en las perspectivas electorales de Unidos Podemos, estamos pensando en la unidad de nuestro país" –como decía este lunes Pablo Echenique– sí que es cierto que se están empezando a escuchar las primeras voces discordantes con la estrategia de la dirección con respecto al desafío separatista en Cataluña.
Encuestas
Unas voces alimentadas por el resultado de las últimas encuestas que apuntan al crecimiento de Ciudadanos frente al desplome de Podemos. "Algunos leen los datos de una forma que justifiquen o refuercen sus posiciones", responden miembros de la dirección del partido morado que intentar restarles importancia aunque reconocen que han existido estas "tímidas" voces críticas.
La realidad es que las iniciativas presentadas por Podemos para "solucionar" la crisis catalana han sido un fiasco. La última, la de intentar mediar entre Mariano Rajoy y Carles Puigdemot, fue rechazada por el presidente del Gobierno tan solo unas horas después de que Iglesias la propusiese. Su "Asamblea de parlamentarios y alcaldes por la fraternidad, la convivencia y las libertades", celebrada el pasado 24 de septiembre en Zaragoza tampoco tuvo mucho éxito y se convirtió en un fracaso de convocatoria. Al encuentro solo acudieron cargos de Podemos y una tímida representación de los partidos separatistas y nacionalistas.
Relación con el PSOE
En los últimos días, su defensa a ultranza del separatismo, elogiando la "sensatez" de Puigdemont y cargando contra el Estado de derecho, también les ha alejado de los que pretendían fueran sus "socios": el PSOE.
En Podemos han estallado contra el PSOE por su apoyo a la actuación del Gobierno. "Apoyar al Gobierno en la aplicación del 155 es justo lo contrario a apostar por el diálogo y la mediación que es más necesario que nunca". "Ha terminado el PSOE de la plurinacionalidad, el PSOE de las primarias que ganó Pedro Sánchez, el PSOE de sus militantes, y ha regresado, por desgracia para el conjunto de los españoles, el PSOE de Susana Díaz, que apoya la estrategia del porrazo y la mano dura", llegó a decir Montero la semana pasada.
Problemas internos
A estos problemas se suman además los conflictos y los fiascos a nivel interno. Por un lado, se tienen que enfrentar a las críticas de un sector del partido, el de los anticapitalistas, que cargan contra la decisión de suspender durante tres años a la expresidenta de la Comisión de Garantías, Olga Jiménez. "Esta es una decisión que pone seriamente en cuestión la futura imparcialidad de la Comisión de Garantías", aseguran. Además, desde el entorno de Jiménez se plantea recurrir la decisión de Podemos ante un tribunal ordinario.
Por último, Podemos ha sufrido un duro revés en los últimos procesos internos que ha celebrado. En las primarias telemáticas que tuvieron lugar en Aragón para elegir al sustituto de Echenique la participación cayó un 75% respecto al proceso anterior. En Baleares, por su parte, la movilización cayó un 52% cuando se elegía a su nueva secretaria general allí, Mae de la Concha.
Así las cosas, a Podemos se le presentan unos meses complicados en los que se verá si consiguen reponerse a la crisis que padecen. No será fácil ya que el ánimo en la formación está decayendo por la sensación de desplome de un partido que no hace tanto pretendía dar el sorpasso al PSOE.