El presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, el vicepresidente regional Oriol Junqueras y el líder del gobierno catalán en la sombra, Artur Mas, sopesan la oferta de Mariano Rajoy. Si Puigdemont convoca elecciones, el presidente del Gobierno envaina el artículo 155 de la Constitución y tabla rasa política. El reloj volvería al 5 de septiembre, un día antes de que los separatistas aprobaran en el Parlament la ley del referéndum definitivamente abolida por el Tribunal Constitucional. La respuesta al ultimátum está en el aire, pero se infiere del torrente de declaraciones que Puigdemont mandará una carta este jueves a las diez al presidente Rajoy en la que insistirá en pedir una reunión "bilateral".
Los estrategas del golpe ponderan la opción de que Puigdemont haga una declaración de independencia, es decir, que proclame sin rodeos la república independiente de Cataluña, tal como le pide la CUP, y acto seguido firme el decreto de convocatoria de unas elecciones que el bloque separatista consideraría "constituyentes" y el Gobierno y el PSOE encajarían como "autonómicas". Los antisistema no ven más allá de la declaración de la república mientras que Puigdemont podría satisfacer con ese quiebro tanto a sus socios más extremos como al PP y los socialistas, que abogan en el peor de los escenarios por un 155 "vegetariano", una intervención mínima, sin afectar al adoctrinamiento escolar y los Mossos, centrada en un control financiero temporal. Topa esta opción, sin embargo, con ERC, que antes quería elecciones y ahora pretende prolongar el juego durante seis meses más dado que Junqueras ha quedado desactivo tras el éxodo empresarial. Este miércoles confirmó su marcha Zurich. La fuga se estima en veinte empresas por hora.
El papel de Mas
La más que generosa oferta de Rajoy vuelca la presión sobre Puigdemont y el PDeCAT, la vieja Convergencia que se encamina de cabeza a la extinción. Artur Mas se mueve para cortocircuitar a su valido Puigdemont y atribuir a la CUP todos los errores del proceso separatista. Los emisarios del expresidente catalán ofrecen en Madrid la capitulación a cambio de una amnistía progresiva y la supervivencia financiera del partido nacionalista, el movimiento de Jordi Pujol que ha llevado a Cataluña al desastre social y la recesión económica.
Nadie espera novedades de relieve este jueves. No hay "diálogo", pero sí negociaciones bajo mano, contactos al más alto nivel, llamadas, reuniones y gestiones. Los principales protagonistas de la trama velan armas mientras sus encomendados mercadean impunidades.
Réplica constitucionalista
Bajo la lluvia, unos tres mil ciudadanos de Cataluña se han concentrado este miércoles frente a la sede de La Vanguardia, justo en el punto de donde partía la multitudinaria manifestación de las velas en favor de la libertad de los Jordis celebrada un día antes. Diluviaba en Barcelona. La manifestación se convocó a primera hora de la mañana a través de las redes sociales. No constaban los convocantes. Los grupos en la redes sociales trabados en las últimas semanas por entidades y ciudadanos no nacionalistas distribuyeron la convocatoria. En los días previos a la gran manifestación del 8 de octubre se sucedieron los brotes de resistencia, grupos de jóvenes que mostraban banderas de España por las calles de Barcelona, ciudadanos que emitían desde sus balcones el himno de la Guardia Civil y colgaron las enseñas nacionales que discuten en las fachadas la supuesta mayoría separatista. La manifestación separatista de la noche del martes con cirios ha obligado a cortar la Diagonal entre el paseo de Gracia y la plaza de Francesc Macià durante casi todo el miércoles. La cera ha convertido el pavimento en una pista de patinaje para conductores y motoristas. La ciudad quedó colapsada.
Sociedad Civil Catalana (SCC), la entidad que agrupa a miembros y simpatizantes de Ciudadanos, PP y el PSC-PSOE, avisa de que no descarta contraprogramar el plan de actos separatista. La "Mesa por la democracia" (Generalidad, satélites "cívicos", partidos separatistas, patronales independentistas y CCOO y UGT) prepara una exhibición masiva para el sábado en Barcelona con la excusa del encarcelamiento de los Jordis. La CUP advierte de movilizaciones a partir de hoy. Los Comités de Defensa de la República están en máxima alerta, pero la huelga general está descartada de momento por convergentes y republicanos.