Diputados independentistas como Joan Tardá, Gabriel Rufián o Carles Campuzano seguirán, de momento, cobrando íntegro su sueldo mientras sus partidos, ERC y el PDeCAT, siguen planteando un desafío a la legalidad y cuando su presencia en la cámara baja, según ellos mismos han anunciado, se reduce prácticamente a la mínima expresión.
La propuesta de Ciudadanos de que se les retire su retribución tampoco ha sido estudiada en la reunión de la Mesa del Congreso de este lunes, ya que el informe encargado a los letrados hace dos semanas por Ana Pastor no estaba listo, aunque fuentes parlamentarias aseguran que sí lo estará la semana que viene.
Horas antes de la reunión de la Mesa, el secretario general del partido naranja, José Manuel Villegas, pedía que la actitud de estos parlamentarios tenga "las mismas consecuencias que tendría la de cualquier español que no acudiera a su puesto de trabajo, que sería la de dejar de cobrar".
Si el PP "está por la labor"
Fuentes de Ciudadanos aseguran tener un informe jurídico que permitiría retirar la retribución a estos diputados absentistas, al tiempo que recuerdan que si el PP "está por la labor" habría mayoría suficiente en la Mesa para tomar la decisión, dado que populares y centristas suman cinco de los nueve representantes del órgano de Gobierno del Parlamento.
En el escrito remitido en su día con la petición por el Grupo naranja se incidía especialmente en las subvenciones que recibe ERC al tener grupo propio (algo que no logró el PDeCAT, integrado en el Mixto) por lo que los republicanos independentistas gozan de una serie de prerrogativas tanto en dotación presupuestaria como en presentación de iniciativas y presencia en las comisiones.
Lo cierto es que en el último mes y medio no se han dejado ver en esos ámbitos, manteniendo únicamente presencia en la mediática sesión de control al Gobierno de los miércoles donde Tardá y Rufián suelen interrogar directamente a los más altos representantes del Ejecutivo, incluido Mariano Rajoy.
Fue el pasado veinte de septiembre cuando los separatistas decidieron reducir drásticamente su actividad tras abandonar airadamente el hemiciclo en protesta por una operación llevada a cabo horas antes por la Guardia Civil en Barcelona, contra la logística de la consulta independentista ilegal del 1-O. Su abandono se produjo entre fuertes intercambios de palabras con la bancada de Ciudadanos, desde la que el propio Albert Rivera contestó tachándoles de "golpistas" a su acusación de "facha".