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El separatismo no reconocerá una derrota y sólo debate quién será el próximo 'president' republicano

Junqueras y Puigdemont se disputan la "legitimidad" institucional y desprecian que Arrimadas pueda ser la candidata más votada

Junqueras y Puigdemont se disputan la "legitimidad" institucional y desprecian que Arrimadas pueda ser la candidata más votada
Junqueras y Puigdemont. | EFE

ERC y la candidatura posconvergente de Puigdemont afrontan las últimas horas de la campaña catalana con las espadas desenvainadas. El expresidente catalán apuesta a la "legitimidad" y las "penalidades" del exilio. Firma camisetas del club de fútbol "Girona" en Bruselas para una subasta de TV3 en favor de la investigación contra las enfermedades infecciosas. A la contra, Junqueras, el preso en Estremera, concede una entrevista en la radio del conde de Godó en la que retrata a Puigdemont al decir que él no se esconde y afronta la consecuencias de sus actos.

El líder republicano refuta la tesis de que una victoria del frente separatista deba preceder a una reposición del gobierno catalán que se negó a convocar elecciones para evitar la aplicación del artículo 155. Puigdemont y sus asesores, misiles extraviados del PDeCAT, insisten en que si el bloque independentista suma más escaños que el resto de los partidos, Puigdemont debe ser repuesto en la presidencia de la Generalidad aunque tenga menos votos que el candidato presidiario.

La encuesta "prohibida" de El Periódico en su edición andorrana sostiene este lunes que Ciudadanos ganará los comicios en votos, pero no en escaños. Hace 24 horas, la misma fuente predictora reincidía en una victoria de ERC en votos por la mínima. Baila la mayoría absoluta separatista y se acrecienta la posibilidad de un resultado abocado a la ingobernabilidad. En el mejor de los supuestos para el constitucionalismo, Puigdemont y Junqueras no podrían formar un gobierno viable si son capaces de consensuar un candidato para la investidura.

Predicciones demoscópicas

Pierde enteros la hipótesis de un codo a codo entre Junqueras y Puigdemont. El expresidente regional se desfonda en los sondeos y se refuerza el papel de Arrimadas como tercera en discordia. Puigdemont ha aprovechado su libertad de movimientos para erigirse en "presidente en el exilio" mientras que Junqueras habría dilapidado el cartel de candidato preso. La Assemblea Nacional Catalana (ANC) pide el voto para Puigdemont; quieren la reposición del gobierno catalán que proclamó y congeló la república. Es el programa de la candidatura del expresidente frente al aparente talante negociador de ERC encarnado en un Junqueras que acepta la prisión como un sino inevitable y un destino heroico que le autorizan para hablar en nombre de todo el separatismo.

En ambos bandos del frente "republicano" se preconiza la instauración de la república, pero Puigdemont se muestra más directo que Junqueras e incluso ha conseguido el aval de la denominación de origen separatista que concede la CUP, al punto que de los discursos de campaña de los animadores anticapitalistas se infiere que es mejor votar a Puigdemont que a Junqueras. El fugado no ha aceptado la prisión, mientras que Junqueras asumió el "marco" del artículo 155 al no escaparse.

Si como todas las encuestas indican las opciones separatistas suman más escaños que Ciudadanos, PSC y PP, la única escapatoria es que no logren involucrar a los podemitas catalanes en un gobierno anti-Rajoy aún en el caso de que Ciudadanos logre resultar la lista más votada. Cualquier otro escenario aboca a una de esas broncas entre separatistas que acaban siempre con un acuerdo de mínimos que hasta ahora han sido una patada hacia delante del separatismo. Sólo contemplan una mayoría de los "unionistas" como consecuencia de un pucherazo. Controlan los colegios electorales con más de dieciséis mil apoderados para ocho mil mesas y ya han fijado el "relato" de que el 21-D repetirá el escenario previo a la proclamación de la república.

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