Albert Rivera ha aprovechado su balance de 2017, en el que ha subrayado el hito histórico que ha supuesto la victoria "en votos y escaños" de Ciudadanos sobre el nacionalismo en Cataluña el 21-D, para fijar la hoja de ruta a seguir por su partido, tras la presión creciente del PP, pero también de sectores mediáticos y empresariales, para que Inés Arrimadas concurra a una investidura, aun sin contar con mayoría para ello.
El presidente de la formación naranja ha dejado claro, en su última rueda de prensa del año, celebrada este viernes en el Congreso de los Diputados, que no explorarán esa vía, pero sí, como ya anunció el portavoz en Cataluña, Carlos Carrizosa, la de lograr la presidencia del Parlamento catalán, puesto para el que postularán a su diputado y hasta ahora vicepresidente, José María Espejo.
El constitucionalismo no suma por culpa de PP y PSC
Rivera no ha dudado en señalar al descalabro electoral del PP y al mal resultado del PSC como la causa de que no se pueda intentar esa investidura de una presidenta constitucionalista: "No nos engañemos, los separatistas no van a apoyar a Arrimadas y nosotros no vamos a apoyar a los independentistas" ha subrayado, para a continuación añadir que "otra batalla, más práctica, que se está dando en estos momentos, es la de presidir la Mesa del Parlament".
Sin embargo, y ante las insistentes preguntas de los informadores, no ha quedado nítidamente establecida la diferencia entre ambas operaciones, pues los separatistas volverán a tener la mayoría de control en la Mesa.
Rivera, en referencia a Carme Forcadell, de ERC, ha asegurado que "no es legítimo que una presidenta de un parlamento tenga delitos a sus espaldas imputados, o un presidente del Gobierno de Cataluña".
El secesionismo "el mayor reto a la vista"
De cara al 2018 que está a punto de empezar, Rivera ha señalado el desafío secesionista como "el mayor reto que tiene España a la vista" ya que "tarde o temprano, intentarán formar un Gobierno separatista y habrá que estar muy atentos en la defensa de la Constitución, de los valores civiles, de la igualdad de derechos, que no pisoteen nuevamente los derechos y libertades de la mayoría de catalanes, y ahí va a estar Ciudadanos. Defendiéndoles, como ganador de las elecciones en Cataluña, pero también como un partido creciente y con un proyecto de futuro para España".
Con el aval de su victoria en Cataluña, Rivera ha apremiado al Gobierno de Mariano Rajoy, cuya política económica ha presumido de haber cambiado para acabar con "los recortes y las subidas de impuestos", para acometer las reformas comprometidas en el acuerdo de investidura entre el PP y Ciudadanos.
Lo primero, la equiparación salarial de los cuerpos policiales
El líder naranja ha reiterado la exigencia de que los próximos Presupuestos Generales del Estado incluyan los primeros 500 millones de euros íntegros para comenzar a implementar la equiparación salarial de los cuerpos policiales; ha afirmado que su grupo parlamentario llevará la modificación de la Ley de la Fiscalía cuando se reanuden las sesiones parlamentarias; ha vuelto a abogar por la reforma electoral y del Senado, así como por la supresión de los aforamientos y también ha dejado claro que no tira la toalla en una de las causas sociales de las que su partido ha hecho bandera: la Ley de la gestación subrogada.
Lo más inmediato es la equiparación entre los policías nacionales y los autonómicos, algo que para Rivera es "de justicia" y ante lo que advierte de las posibles trampas en la tramitación presupuestaria: "El Gobierno está intentando mezclar equiparación salarial con material, logística de los cuerpos, que no tiene nada que ver". Ciudadanos ya ha situado esta medida como condición sine qua non para volver a dar un sí a los Presupuestos.
Fuentes del partido naranja creen que la legislatura no tiene visos de acabar pronto, tanto por la amenaza electoral que Ciudadanos supone para el PP y el PSOE, pero también por la situación en Cataluña que, afirman personas muy próximas a Rivera, "necesita estabilidad".