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Paliza vikinga a Puigdemont

Parece que Llarena se ha hecho un Conde-Pumpido y ha arrastrado su toga por el lodo del camino con Puigdemont.

"El juez no detiene a Puigdemont para evitar su investidura-trampa", titula El Mundo. ¿Ahora las funciones de los jueces son evitar o facilitar investiduras? Arcadi Espada critica el "llamativo juicio de intenciones" de Llarena. "A diferencia del juez no sé si la intención de Puigdemont era ser detenido", dice Arcadi, "pero sé, en cambio, que los esfuerzos del juez conducen a la melancolía" dejando a Puchi libre de atizar a España por toda Europa. "Su intención es la propaganda", porque "ahora al independentismo no le sale a cuenta la normalidad". El editorial, sin embargo, se pone del lado de Llarena y califica su decisión de "acertada e inteligente. No se trata de amparar la impunidad de Puigdemont, sino de proteger la causa sin caer en la celada procesal" con "tretas jurídicas". Aunque al final, dice Tadeu en su breve editorial diario, Llarena "confirmó la politización de la justicia española". Malo. ¿No sería mejor que la política se ocupe de la política y la justicia de la justicia?

El País abre con que "los barones recelan de las negociaciones Rajoy-Sánchez". Muy interesante. Explica que "el Supremo entiende que Puigdemont quería ser detenido en Copenhague". Pues que venga a España y va a ver cómo se hacen realidad sus deseos. El editorial dice, en relación a la decisión de Torrent de proponer a Puchi para presidente, que "el independentismo unilateral está dispuesto a seguir su hoja de ruta". ¿Cuál de ellas? Porque han presentado varias docenas en estos años. Cataluña "es un mero rehén de un iluminado sin proyecto político con dominio de la escena mediática". ERC "se ha quedado sin discurso propio y siguen prisioneros de ese camino a ninguna parte que abandera Puigdemont", cual perritos falderos. "Todo parece que el regreso a la normalidad habría dejado de ser una opción para el bloque independentista". Será, como dice Arcadi, que no les trae a cuenta. Es tan aburrida la normalidad como su propia palabra indica. El circo vende mejor. Lleva el País unas declaraciones de la heroína del día, la profe que puso en aprietos a Puchi. "Nos han tomado como rehenes de su circo. Nosotros no le invitamos". Pero Puchi, nos estás dejando fatal en Europa, colándote en sitios donde no eres bienvenido. Qué bochorno.

"Viaje a ninguna parte", titula ABC. Bieito Rubido se pone entusiasmado de parte del juez. "Puigdemont es un tramposo que ha encontrado en el magistrado Pablo Llarena la horma de su zapato, aunque sus decisiones puedan no ser bien comprendidas inicialmente por una parte de la opinión pública". Puede que a una parte de la opinión pública no le haga gracia que un juez del Supremo se comporte como un forajido golpista ni que sea la horma de su zapato. El editorial hace cuentas con los votos de los fugados, de los presos, de Podemos… "la supuesta investidura del fugado expresident tendría 65 votos a favor, tantos como en contra y nunca sería investido. Si Puigdemont quiere votar, tiene que entrar en prisión. Así de sencillo se lo ha puesto la Justicia española". Ya, pero lo de contar votos y hacer elucubraciones está muy bien en un periodista, no en un juez. Cuenta ABC como una profesora danesa puso "contra las cuerdas" a Puchi. "¿Queremos estados pequeños definidos por cuestiones éticas?", le arreó una profesora danesa dejando al forajido "casi sin palabras y titubeando". "En cinco preguntas, le dio un repaso soberbio" y le "sacó los colores". Una valiente, digna representante de Vicky el vikingo y de los cuentos de Puck.

La Razón explica al juez. "El Juez: Puigdemont quería ser detenido para ser presidente". Marhuenda está muy decepcionado con Torrent, con lo majo que parecía. "No sería la mejor manera de empezar la legislatura suspendiendo el TC la investidura. Su recorrido sería corto (...) Es evidente que hay una anormalidad institucional que el independentismo quiere prolongar hasta implicar a la Jefatura del Estado". Ya estamos todos implicados. A lo mejor lo más rápido es darle la patada al tablero y cada cual que aguante su vela. José María Marco resta importancia al éxodo de Puchi. "En realidad, al Estado español le conviene que los nacionalistas sigan haciendo el ridículo por toda Europa". Se supone que todos han venido a España alguna vez de vacaciones y ya se han percatado de que Franco ha muerto, de que no hay toque de queda precisamente, de que la peña va a su bola cuando quiere y donde quiere e incluso deben saber que votamos, no ya cada cuatro años, sino que entre autonómicas, municipales, generales, europeas, nos pasamos la vida en campaña electoral. "Los españoles no deberíamos preocuparnos en exceso de las idas y venidas, ni de las propuestas y los debates de un nacionalismo cuya única finalidad es seguir tirando de victimismo. Los nacionalistas no tienen capacidad para dejar en ridículo ni a la democracia ni al Estado español". Marco va a tener razón, les hacemos demasiado caso a estos niñatos.

La Vanguardia le toma la palabra, manda a Puchi a columnita y pie de foto y abre con la pela, que es lo que importa. "El FMI advierte de que la crisis catalana lastra el crecimiento". Eso sí, el auto del juez le permite a Rahola echarse una risas. "El juez tiene la posibilidad de detener a una persona a la que el fiscal pide treinta años de cárcel pero no pide su detención porque dice que el presunto quiere ser detenido, y entonces no lo quiere detener, y así no hace la detención que debería hacer para no darle el placer (...) El juez toma una decisión política y no jurídica". Arcadi nunca se lo perdonará, señor Llarena, nunca.

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