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Ciudadanos rompe con Manuel Valls y formará grupo propio en Barcelona

Los tres concejales naranjas, que no votaron a Colau, formarán un grupo propio en Barcelona.

Los tres concejales naranjas, que no votaron a Colau, formarán un grupo propio en Barcelona.
Inés Arrimadas | EFE

"Hemos decidido separarnos de Manuel Valls en el Ayuntamiento de Barcelona" las palabras de Inés Arrimadas tras la reunión de la Ejecutiva permanente de Ciudadanos no dejan lugar a dudas. La portavoz naranja anunciaba así que los tres concejales naranjas que el sábado se abstuvieron y no votaron a favor de Ada Colau como alcaldesa, como sí hicieron el ex primer ministro francés y los otros dos concejales independientes, incluido el ex socialista Celestino Corbacho, tendrán un "grupo propio" en el consistorio. Una decisión que valoraba horas después Valls en un escueto comunicado de prensa, donde se limitaba a decir que estaba "evaluando" la situación y que contestaría "en el momento oportuno", aunque presumía de que quienes le apoyaron fueron "decisivos" para que el independentismo no controlase la segunda ciudad de España, algo que para Ciudadanos sí ocurre pese a estar ERC en la oposición.

Para Arrimadas, que Colau haya colocado un lazo amarillo nada más llegar al Ayuntamiento demuestra que no había diferencia entre ella y el candidato de ERC, Ernest Maragall, mientras que Valls sostiene que Colau es el "mal menor". La decisión se la comunicaba este mismo lunes el secretario general, José Manuel Villegas, al propio Valls. "La diferencia entre Colau y Ernest Maragall es muy poca y lo hemos visto hoy. No han tardado ni cuarenta y ocho horas en darnos la razón aquellos que decían que había diferencias entre hacer alcaldesa a Colau o hacer alcalde a Maragall" sentenciaba Arrimadas.

Una afirmación, esta última, que puede entenderse como una alusión al periodista Arcadi Espada, uno de los principales fundadores de Ciudadanos, quien en su artículo dominical de El Mundo afirmaba que "de haber sido por Ciudadanos, Barcelona tendría un alcalde independentista". Posteriormente, le preguntaban por esa frase en concreto y por las críticas vertidas también recientemente por el otro fundador principal Francesc de Carreras.

Con suficiencia, Arrimadas presumía de tener "muchas diferencias" con Espada mientras que mostraba su "cariño y aprecio" por De Carreras, aunque le lanzaba también una carga de profundidad: "Se equivocó diciendo que Rivera no se podía presentar como candidato a la presidencia de España porque en Cataluña no había nadie, se equivocó, porque ganamos las elecciones y hay mucho equipo. Y se equivocó diciendo que a Ciudadanos no le iba a votar nadie fuera de Cataluña, porque somos tercera fuerza política".

Una relación muy deteriorada

La decisión de Ciudadanos de no sumarse al voto a Colau y de apostar por el líder municipal del PSC, Jaume Collboni, como alcalde, evidenció en las últimas semanas la distancia sideral con Albert Rivera, quien no compartió ni un solo acto de campaña con Valls el pasado mayo.

La interlocución con el concejal barcelonés se ha limitado desde entonces a Villegas, que hace dos semanas almorzó en la Ciudad Condal con él, y a la propia Arrimadas, que un día antes de la rueda de prensa en la que Valls anunció su apoyo a Colau se reunió en secreto en un Hotel de Barcelona con el concejal, tal y como desveló El Nacional.

Con esta ruptura, y tras haber mejorado en apenas un concejal su resultado con respecto a 2015 en Barcelona, la ciudad en la que nació hace trece años Ciudadanos, queda acreditado el fracaso de la 'operación Valls', anunciada a bombo y platillo hace un año, y que siempre ha supuesto una cohabitación tormentosa. La relación con Vox, desde la irrupción de los de Santiago Abascal en las instituciones en las elecciones andaluzas del pasado diciembre, supuso casi un punto de no retorno.

Muchas veces Valls pidió establecer un "cordón sanitario" sobre esa formación, expresión que Rivera llegó a desautorizar expresamente. En febrero, Valls acudió a la manifestación de Colón contra los tratos del Gobierno con los separatistas, pero evitó subirse al estrado donde se retrataron las formaciones convocantes.

Este mismo domingo, Valls intercambiaba elogios cruzados con el presidente en funciones de Aragón, el socialista Javier Lambán, una de las gotas que ha podido colmar el vaso de la paciencia de la cúpula de Rivera.

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