Están siendo horas frenéticas. Es común el sentimiento de que el periodo de interinidad tiene que acabar cuanto antes tras la conmoción sufrida por el adiós de Esperanza Aguirre. Las llamadas de teléfono y las reuniones clave se están sucediendo para abrir el camino a Ignacio González como presidente -la investidura llegará la próxima semana- a pesar de las dudas alimentadas por algunos sectores de Génova, que hablaron de un posible "golpe" sorpresa a favor de otro candidato. No hay nada de eso, al menos a corto plazo.
Telefónicamente, González recibió el espaldarazo más importante; el del Mariano Rajoy. El trabajo de campo estaba hecho por Aguirre, en la cita del lunes previa a que anunciara su marcha. Entonces, ya puso el nombre de su delfín encima de la mesa. La conversación entre el hoy presidente en funciones de la Comunidad y el jefe fue cordial y sincera. Su pasado no ha sido fácil: Rajoy le apartó del Comité Ejecutivo -al que regresó tras el último Congreso Nacional a modo de reconciliación- y vetó su nombre como responsable de Caja Madrid. Pero las cosas hoy son distintas y, según el entorno del líder del PP, la opción de González es la que da más estabilidad.
González también contó con el respaldo de
María Dolores de Cospedal, en la práctica máxima dirigente de Génova. "Tiene el apoyo total", ha afirmado públicamente en un foro del diario
La Razón. Se reunieron el martes por la tarde, mientras Rajoy estaba en Bilbao en el homenaje de Miguel Ángel Blanco, y cerraron su candidatura. Los próximos pasos serán ya mera formalidad. El ambiente se había enredado por unas
palabras de Alfonso Alonso que, según declaró posteriormente a
Libertad Digital, se habían malinterpretado. La dirección nacional nunca tuvo dudas de que, hasta 2015, González llevará las riendas.
La tela de araña acabó tejiéndose en el propio PP de Madrid. Los consejeros y núcleo duro podrían haberse removido, pero no lo hicieron. "Es el sustito natural", fue el comentario más señalado. "Tú ya sabes cuanto se enreda en este partido, pero está todo muy claro. Respaldo total y único", zanjó un miembro del gabinete presidencial. González, de facto, hacía muchas veces que hacía de presidente. La mayoría de consejeros le dio el beneplácito pocas horas después de que Aguirre compareciera en la Puerta del Sol. "No hay debate", se insistía, pese a los ecos que llegaban de otras estructuras.
La presidencia del PP de Madrid
Despejado el corto plazo, otros debates asuman. La presidencia del PP de Madrid, por ejemplo. González ya es número dos, tras el cese fulminante de Francisco Granados por falta de confianza. Pero algunas voces apuntan a un poder compartido, como cuando Pío García Escudero controlaba el partido y Alberto Ruíz Gallardón estaba al frente de la Comunidad. Aguirre se hizo con ambos cargos. "No cuenta con el apoyo suficiente de las bases", en voz de un diputado autonómico. A saber, no todos piensan igual: "Tiene perfectamente engrasado el partido y da estabilidad". La opinión de la dirección nacional volverá a ser decisiva, y los más contrarios a González simplemente porque "era de Esperanza" vuelven a sacar el nombre de moda: Lucía Figar. Ella evita entrar en polémicas.
Mucho queda para 2015, cuando se celebren elecciones. En política eso es un mundo y, de momento, ni ocupa ni preocupa al presidente, si bien en su alrededor sí que se desliza que podría ser el momento de dar un golpe y poner a alguien más próximo. Todo dependerá de la gestión que hasta entonces realice González y, principalmente, de las encuestas. Si para entonces los estudios auguran que la Comunidad de Madrid sigue siendo un feudo popular, coinciden varios cargos de diferentes niveles, Rajoy no le moverá. En esRadio, el presidente en funciones se comprometió a seguir con el legado de Aguirre y a hacer bandera de las políticas más liberales.
