Para el Gobierno, los últimos viajes de Artur Mas para vender su Cataluña independiente han servido para desenmascararle definitivamente. También a ojos de la comunidad internacional, y especialmente la europea. Su última parada, en Bruselas, supuso en opinión gubernamental un auténtico “ridículo total” además de un “vapuleo” en la rueda de prensa que protagonizó en la sede de la Generalidad. “Han quedado en evidencia que sus premisas eran falsas”, resumió Soraya Sáenz de Santamaría.
La última declaración incendiaria del candidato de CiU al 25-N es parte del ejemplo que utiliza el Ejecutivo. En ella, dice que celebrará el referéndum ilegal aunque la UE le cierre las puertas en caso de secesión. “Se ha puesto de manifiesto que la posición que venía defendiendo no tenía la solvencia que tenía que tener”, tradujo la vicepresidenta, que radiografió a un Artur Mas incapacitado para la vida política: “Cualquier responsable público tiene que hace un diagnóstico muy claro de decisión, y más cuando son decisiones de envergadura territorial, política, económica y social”. Pero, en su caso, hubo “improvisación” y “falsedad”, remató la número dos de Mariano Rajoy.
Esto no quita para que el Ejecutivo se haya puesto la venda en los ojos: “Tenemos un problema”, se admite. Más aún visto el denominado CIS catalán, que le da mayoría absoluta a la coalición de Mas. Los sondeos en manos del PP no auguran una victoria tan clara, si bien admiten que la suma con ERC sí permitiría un gobierno. Se quedan con el lado positivo de que Alicia Sánchez Camacho quedaría en segunda posición frente al descalabro de los socialistas.
Campaña electoral en Cataluña
Para ayudar a los intereses populares, el presidente estará en cuatro ocasiones en Cataluña en esta campaña electoral. Este mismo viernes en Lérida y el sábado en Tarragona. También visitará Gerona y protagonizará el cierre junto a Sánchez Camacho en un mitin en Barcelona en el que se esperan destacados miembros de la dirección nacional.
La estrategia a seguir la esbozó el propio Rajoy recientemente en la Ciudad Condal: llamamiento hasta la saciedad al diálogo y el consenso, pero recordando cuales son las líneas rojas y advirtiendo de que desde el Gobierno no se permitirán tonterías. “Lo mejor para todos es ir todos juntos y contribuir a una convivencia común. Hagamos lo necesario, hablemos”, insistió Sáenz de Santamaría.
A la portavoz del Ejecutivo, desde un medio catalán, se le preguntó cuáles son las razones por las que España no quiere a una Cataluña independiente en la UE. Ante unos términos “tan desgarradores”, se quejó la vicepresidenta, recordó lo que es “Cataluña para España y España para Cataluña”. Aún más, destacó que muchos españoles “sienten como propia” esta región y al revés, “muchísimo”. Y remató con una petición: “No someter (a los ciudadanos) a desgarros de esta naturaleza”.