Hace poco más de un año, en el mismo escenario, Mariano Rajoy vivía uno de los peores momentos desde que accediera al poder. Con la prima de riesgo disparada y el posible rescate en todas las portadas, decidió dar media vuelta y buscar otra salida al verse rodeado por decenas de periodistas. El quebradero de cabeza ahora es otro, Luis Bárcenas, pero el presidente optaba, una vez más, por el silencio.
El de este martes era el único contacto del jefe del gabinete con los periodistas durante la presente semana -no comparece en rueda de prensa desde el pasado nueve de febrero, en Bruselas-. Acudía a la sesión de control al Gobierno en el Senado, a responder preguntas del Grupo Mixto, PSOE y PNV. Dos de los tres portavoces sacaron a colación la "peineta" del extesorero, pero Rajoy -y así lo dijo expresamente- optó por ceñirse a las preguntas registradas en el pleno.
El presidente, según interlocutores directos, entiende que ya ha dicho todo lo necesario, y ahora es el momento de que la Justicia actúe "con diligencia y sin presiones". Por ello no entró a las provocaciones del socialista Marcelino Iglesias, que resumió: "Cada mañana un nuevo capítulo de las andanzas de ese genio de las finanzas que nos hace una peineta". Tampoco contestó a Jesús Enrique Iglesias (IU), que utilizó la regularización fiscal para echarle en cara el escándalo. "Voy a ceñirme a su pregunta", llegó a decir Rajoy, para volver a omitir el caso. Sí anunció su intención de publicar una lista de grandes defraudadores: "En este momento, el Gobierno está pensando en la relevancia que tiene la comunicación de los infractores tributarios", dijo, para enfatizar que se están barajando "modificaciones normativas".
La presión se trasladó a los pasillos de la Cámara Alta, desde el incidente de abril de 2012 con mayor control de seguridad. Rajoy, rodeado de escoltas, asesores y cargos del PP, evitó a los medios de comunicación tanto a la entrada como a la salida. Un mutismo, desde que estallara la crisis el presidente no menta al que fuera su tesorero, que se suma al portazo de la dirección nacional en la víspera.
Sin noticias de las acciones judiciales
Los interrogantes, en paralelo, se acumulan. ¿Por qué todavía no se han presentado las acciones judiciales? Según portavoces autorizados, "estarán listas en las próximas horas. Se están atando para que lleguen en buen puerto". La realidad es que la crisis en el propio seno de la cúpula impide llegar a un acuerdo, tal y como avanzó este diario. ¿Trabajó o no trabajó Bárcenas en el PP hasta 2012? "Lo que dice la secretaria general es que no, y esa es la postura oficial", dice nuevamente una habitual fuente de Génova. Y así, más y más preguntas.
El innombrable copó, en todo caso, el debate interno en el PP. "¡Que den ya una respuesta!" fue el sentir generalizado. En caso contrario, "nos podemos ir al Consejo de Ministros, otra vez, con el pastel en el horno", añadía un diputado. La parálisis de la dirección volvió a hacerse evidente, con ninguno de sus miembros dando la cara. "Hasta que no esté lista la demanda, no creo que vayamos a hacer declaraciones", se convirtió en la respuesta oficial.
Basagoti defiende a Cospedal
"Las prisas y las precipitaciones en este terreno no son buenas consejeras", afirmó José Antonio Bermúdez de Castro, secretario general del Grupo Popular y uno de los pocos que se pusieron delante de un micrófono. Desde el País Vasco, llegaba la más firme defensa de la gestión de la crisis: "Es normal que no quiera dar gasolina al enemigo", dijo Antonio Basagoiti sobre el silencio de la dirección popular. Y añadió: "Cospedal y Rajoy están haciendo lo que tienen que hacer: defender la honestidad del PP, porque hay un señor que vivió dentro del PP y se ha forrado. Algo estarán haciendo bien cuando ese señor está muy enfadado".
De nuevo, son los gobiernos autonómicos de la formación los más preocupados por la inacción. "Esto no puede seguir así ni un momento más. Este señor marca la agenda del Gobierno y del PP. Tenemos que actuar ya", era el lamento de un barón regional, en conversación informal.