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Rajoy guarda silencio ante las acusaciones de Bárcenas

Para el PP, "no existe prueba alguna" y "este señor ya ha mentido otras veces". Rajoy opta por ignorar el ataque de su antiguo hombre de confianza.

Para el PP, "no existe prueba alguna" y "este señor ya ha mentido otras veces". Rajoy opta por ignorar el ataque de su antiguo hombre de confianza.

Mariano Rajoy impuso su impronta en medio de cierta psicosis interna por el nuevo aldabonazo de quien fuera su hombre de confianza al frente de las finanzas del PP. Durante los últimos días, miembros del Gobierno y la dirección habían estado preguntándose cuándo estallaría la bomba Bárcenas una vez fue decretado su ingreso en prisión sin finanza. Una inquietud que tuvo respuesta este domingo, con la transcripción parcial en el diario El Mundo de una conversación con él previa a la cárcel. Oficialmente, rápidamente se dio carpetazo: "No existe prueba alguna de lo que este señor dice. Mantenemos que no ha existido financiación ilegal".

Claro que, pese a la valoración en fuentes de un portavoz autorizado -Génova ni tan siquiera hizo público un comunicado para intentar restarle relevancia a la publicación-, la expectación se volvía inevitable ante lo que pudiera decir el presidente, convocado para pronunciar uno de sus discursos más importantes del año, el de la clausura de la fundación FAES, laboratorio de ideas de su partido. Y más aún cuando Bárcenas, otrora "don Luis", apunta descarnadamente contra él, desvelando presuntas prebendas en una reunión en Génova 13.

Silencio calculado de Rajoy

Un vendaval mediático e interno ante el que el jefe del Ejecutivo no dio síntomas de tensión alguna. "Está muy tranquilo", repiten una y otra vez los suyos. "Si algo tiene Bárcenas, desde luego, no le va a salpicar", auguraban altos cargos ya con el extesorero en prisión, a pesar de lo publicado este domingo. Sonriente, Rajoy estrechó la mano de José María Aznar y con él despachó algo más de cinco minutos sin micrófonos delante. Después, tomó la palabra ante un auditorio que le recibió en pie y con un largo aplauso.

Rajoy fue Rajoy en estado puro. En Moncloa afirman que no hay quién le marque la agenda, y menos Bárcenas, al que, pese a la presión, sigue sin mentar aunque los periodistas le pregunten directamente por qué no lo hace. El presidente iba a hablar de economía, y así lo hizo durante largo rato, realizando un extenso diagnóstico sobre las medidas acometidas en el último año y las reformas que vienen de camino. Eso es "lo importante", se cargó de enfatizar, consciente de que todas sus palabras iban a ser analizadas al dedillo. "Nadie puede decir que no hemos tomado decisiones. Quedan dos años y medio para el final de la legislatura y los balances se hacen cuando hay que hacerlos. No se puede hacer al principio porque no es justo y no conduce a nada", se defendió ante Aznar, que había puesto en cuestión su hoja de ruta.

Tan centrado estuvo en su libro, abierto por el capítulo económico, que ni tan siquiera abordó el tema de la corrupción en general. Y eso que, según el último barómetro del CIS, es la segunda preocupación de los españoles. En privado, el Ejecutivo insiste en que se están articulando una serie de medidas en aras de la transparencia que incluso afecta a la Casa del Rey. Pero, en público, Rajoy no quiso ni tan siquiera referirse a este esfuerzo, ocupándose en la crisis económica y la salida de la misma.

"Este señor ya ha mentido otras veces"

Un portazo, un silencio calculado, que en ningún caso fue reproducido en los cuadros medios de la formación, todo un hervidero. En Guadarrama, centro neurálgico de la fundación FAES durante toda una semana, no se hablaba de otra cosa, susurrándose cada párrafo o entrecomillado que más alarma había generado. Aunque, y esto también es cierto, la impresión generalizada era la de que "no hay pruebas" ante tanto ataque y "este señor ya ha mentido otras veces".

Así, el partido que sustenta al Ejecutivo, y a pesar del temor que entre los protagonistas pueda generar la información, se revolvió ante la falta de documentos que puedan acreditar todo lo escrito. "Si me preguntas sobre si existió financiación ilegal, me reafirmo: por lo que yo sé es completamente mentira", fue uno de los testimonios corregidos. En Génova admiten que Bárcenas se llevó cajas con documentos antes de que todo se tambaleara y que en ellas podría existir información sensible que podría afectar a determinados dirigentes "de forma concreta". Pero, dicho esto, y de nuevo, se descartó que esto pueda poner en apuros a las siglas o al presidente tras "todo lo que ya hemos vivido".

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