El Gobierno parece resignado a escuchar "de vez en cuando" las reprimendas de José María Aznar. Pero eso es una cosa y otra bien distinta es que el PP esté abocado a una división o que se vaya a formalizar una ruptura con el hoy presidente de honor de la formación. Desde París, Mariano Rajoy trató de reconciliarse o, al menos, de superar momentáneamente la crisis: "Mi relación con el expresidente es muy buena".
Ni mucho menos, el presidente se disculpó por el evidente plantón en la presentación de las memorias de Aznar. Entonces, ningún miembro de sus gabinetes en Moncloa y Génova le arroparon, lo que generó un nuevo choque entre FAES y el PP. "Tomo nota", llegó a afirmar el expresidente un día después. El asunto se coló con fuerza en la Interparlamentaria celebrada el fin de semana en Córdoba, provocando que sus cargos tuvieran que retratarse ante la multitud de ausencias.
Rajoy había lograd sortear la espinosa cuestión hasta este martes, cuando aceptó preguntas de los periodistas en el palacio del Elíseo -donde participó en una cumbre sobre empleo juvenil-. "Yo no puedo estar saliendo al paso de todo lo que se dice por ahí", arrancó. Si bien, tras esa queja, recalcó que su relación con Aznar "es muy buena".
Claro que sus palabras parecen más un intento de superar la situación actual que una realidad. El propio Aznar, en su ya famosa entrevista de Antena3, reconoció que apenas despacha con Rajoy. El entorno de ambos apunta a que "ni mucho menos" tienen una comunicación fluida.