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Las tareas pendientes de Rajoy para 2014

2014, elecciones. Rajoy tiene que tomar decisiones. Deja un año duro, en el que tuvo que aclarar que no dimitiría por los SMS a Bárcenas.

Mariano Rajoy se define como un hombre de partido. Fue diputado autonómico con 26 años y presidente de Pontevedra con 31. "Los gobiernos pasan, pero el partido siempre está ahí", suelen repetir los veteranos de Génova. Tras dos años centrado en la crisis económica, obsesionado en la prima de riesgo y en alejar a España del rescate total, el presidente tiene que recuperar las riendas del PP, con las elecciones europeas a la vuelta de la esquina.

En Moncloa se está mejor. El boato institucional, las reuniones de Estado, los grandes discursos… El partido es complejo y difícil, y en cuanto te descuidas hay un contubernio. En el último año, han saltado las alarmas: las fieles bases ya no lo son tanto y cae el número de simpatizantes. Mientras Rajoy centraba su discurso en la economía, ellos hablaban del desafío separatista, la derogación de la doctrina Parot o el caso Bárcenas.

Por primera vez de forma tan clara, se ha empezado a hablar de dos sensibilidades, de dos almas, en el PP que engloba el centro-derecha. José María Aznar llegó a criticar la "lánguida resignación" de su sucesor y le instó a cumplir el programa con el que arrasó en las elecciones. Esperanza Aguirre utiliza habitualmente el Comité Ejecutivo para exponer sus dudas. Jaime Mayor Oreja no deja de hacer su diagnóstico, contrario al del Gobierno.Y Ana Botella alertó: existen "dudas" en las bases y es real la "posible fragmentación".

Ha sido un año duro. En lo político, no tanto por la crisis como por la amenaza de ruptura del país. "España no se romperá bajo mi mandato", promete Rajoy. "Garantizo que la consulta no se va a celebrar", añade. La salida de etarras a la calle ha llevado a un choque con las víctimas y a una fotografía dolorosa para el PP: la de ver a sus cargos abucheados en una concentración de este colectivo. Fue con Luis Bárcenas y la publicación de los SMS cuando el presidente tuvo que verse en la obligación de dejar claro que no pensaba dimitir. El partido era entonces un hervidero, pero el jefe resistió y no hizo cambios en Génova.

En 2014 llegan las elecciones europeas, y Rajoy ha de volver a Génova y tomar decisiones. Pedro Arriola, su sociólogo de cabecera, le asegura que la economía será la clave: si la recuperación sigue lenta pero segura y se empieza a crear empleo, los españoles le darán su apoyo en los comicios venideros. Pero el presidente es consciente de que, más que nunca, juegan otras variables y, tal vez por ello, Mayor Oreja tiene opciones reales de repetir. "Coincide con las bases descontentas y puede evitar que muchos votos se vayan a UPyD", creen no pocos cargos. Miguel Arias Cañete siempre ha sido la opción del marianismo: gran conocedor de la UE, su destino final será una Comisaría.

El baile de candidatos se repite en varias plazas decisivas para el PP. En Madrid, no deja de sonar Aguirre como única que puede evitar una hecatombe electoral en el ayuntamiento. En Valencia, Alberto Fabra tiene aún que hacerse con el partido e intentar arañar votos como sea. En Andalucía, aún no hay candidato aunque José Luis Sanz gana enteros. Y, por si fuera poco, veteranos barones amagan con marcharse, con el murciano Ramón Luis Valcárcel con un pie ya en Bruselas.

Así pues, a Rajoy no le queda otra: tendrá que enfundarse el mono de partido. 2014 será decisivo para sus pretensiones: volverse a presentar a las elecciones nacionales presentando una España que ha salido de la crisis y crea empleo. "Lo peor ya ha pasado", repite un hombre que, a pesar de los pesares, mantiene un control incontestable en el Gobierno y el PP. Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal seguirán siendo sus escuderas sin visos de que quiera hacer cambios salvo que "las circunstancias" le obliguen, como deja caer cada vez que le preguntan.

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