Puede ser un espejismo, otro más, pero parece que algo vuelve a moverse. El presidente repite una y otra vez que no permitirá la consulta secesionista por ilegal ya que la soberanía reside en el conjunto de todos los españoles, pero hay otras cuestiones encima de la mesa y los cauces de comunicación no han estado del todo rotos.
Prueba de ello fue el almuerzo que este mismo martes mantuvieron Soraya Sáenz de Santamaría y Josep Antoni Duran Lleida, portavoz de CiU en el Congreso, en la Moncloa. "El diálogo siempre ha estado ahí, pero para hablar de lo que le preocupa a los catalanes y a los españoles", suelen repetir fuentes gubernamentales. La propia vicepresidenta mantiene una comunicación abierta con Joana Ortega, su homóloga regional. No han dejado de despachar ni en los momentos de mayor tensión. "Es su interlocutora natural, por supuesto que hablan y con total natural", argumentan desde el entorno de la número dos de Mariano Rajoy.
Otra pata de ese contacto discreto con la Generalidad la sostiene Cristóbal Montoro, que descuelga habitualmente el teléfono para tratar con Andre Mas-Colell, el consejero de Economía del Gobierno catalán. Precisamente, este miércoles se ha conocido que la Generalidad pedirá prestados otros 6.347 millones de euros al Gobierno central; 4.387 millones para pagar los vencimientos de déficit y resto para cubrir el déficit.
De hecho, cuando el Ejecutivo apunta a los "problemas de los catalanes y los españoles" se refiere, básicamente, a cuestiones económicas. Y estos meses se han de tomar decisiones muy importantes, y de ahí que arrecien los contactos. El modelo de financiación autonómico ya se está negociando y está la espinosa cuestión de las balanzas fiscales. ¿Negocia el Gobierno con la Generalidad estas cuestiones? "Estamos hablando, como con todos", es la respuesta al más alto nivel.
En este contexto, y con Sáenz de Santamaría y Montoro manteniendo abiertas las vías de comunicación, el diario La Vanguardia hacía saltar las alarmas informativas: Rajoy y Artur Mas se habrían vuelto a reunir de forma discreta este jueves, a pesar de que el presidente rechazara hacerlo con quién no para de tomar decisiones de "forma unilateral". Un despacho fantasma que llega después de que el presidente mantuviera otro encuentro -éste confirmado- con Iñigo Urkullu del que sólo sabemos la versión del lehendakari. Frente al plan para excarcelas a etarras del PNV, Moncloa "ni confirma, ni desmiente, ni comenta" la agenda privada de Rajoy
Una respuesta que, en parecidos términos, se ofreció para responder al supuesto encuentro con Mas. Mientras desde la Generalidad se negaba la cita y aseguraban que Mas estaba en su despacho, la Moncloa seguía con la misma cantinela: "No nos consta", se repetía formalmente. "La agenda privada del presidente no se comenta", era otra de las coletillas.
Precisamente, el hecho de que desde el Gobierno no haya descartado de forma tajante el encuentro ha generado todo tipo de especulaciones. Puede que en la mañana de este jueves Mas no estuviera en la Moncloa pero ¿ha estado o estará en breve? Desde Moncloa, se insiste: "No vamos a informar de los encuentros privados del presidente". Pero incluso desde sectores del PP no acaban de fiarse: "Cuando el río suena, agua lleva", tiró de refranero un barón autonómico en conversación informal.
Alfredo Pérez Rubalcaba, aliado de Rajoy a la hora de impedir la consulta, le ha pedido en no pocas ocasiones que reabriera el diálogo y se sentara a negociar una reforma de la Constitución. Importantes empresarios también han emplazado al presidente a reunirse con Mas. "Lo que yo veo aquí es un continuo proceso de toma de decisiones unilaterales y así es imposible dialogar, como se puede entender", es la última declaración pública del jefe del Ejecutivo a este respecto.