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Rajoy defiende una reforma legal para que gobierne el alcalde "que vota el pueblo"

Pretende que las primeras medidas lleguen al Congreso en septiembre. Se muestra abierto al diálogo: "Me gustaría pactar estas cosas con el PSOE".

El presidente ya habla abiertamente de "errores" en el sistema. Y da un plazo para materializar su agenda "de la mejora de la calidad democrática" y mantener contactos con el resto de formaciones políticas -especialmente con el PSOE-. Según sus cálculos, las primeras medidas tendrían que llegar al Congreso de los Diputados inmediatamente después de las vacaciones de verano.

Abierto el debate -que seguirá en la escuela de verano del PP- y generada una importante expectación mediática, Mariano Rajoy asegura no "cerrarse" ante ninguna idea. Si bien, de partida deja claro que una de sus prioridades es reformar la ley electoral. "El alcalde debería ser aquél que vota el pueblo" y no una coalición formada "por cinco que han perdido las elecciones", afirmó en un encuentro con periodistas en Ciudad de Panamá, donde se encuentra para asistir a la investidura de Juan Carlos Varela. "La clave es ponernos de acuerdo en el principio", para después negociar la fórmula concreta. Por ejemplo, si el regidor ha de llegar "a un determinado porcentaje de votos" o tendría que someterse"a una segunda vuelta".

Sea como fuere, el jefe del Ejecutivo parece decidido a dar un paso que se le reclamaba desde no pocas baronías regionales -el gallego Alberto Núñez Feijóo fue muy claro en su día- y que ya fue analizado en algunos foros internos de la formación. Cabe destacar también que, según los sondeos publicados a día de hoy, el PP ganaría en algunas ciudades muy importantes -como Madrid o Valencia- pero ya no cosecharía una mayoría absoluta.

¿Reducción de diputados y municipios?

Más comedido se mostró con el resto de reformas puestas encima de la mesa. El presidente citó la posibilidad de reducir el número de aforados, pero no dio pistas. Fuentes gubernamentales consultadas por este diario creen que el ajuste podría venir por el lado de los políticos pero respetando a la Familia Real y a parte del mundo judicial y militar. "Lo estamos estudiando: en esto tenemos que ser muy escrupulosos", según un ministro en conversación informal.

No mencionó Rajoy la posible reducción del número de diputados autonómicos y ayuntamientos. En el PP estas medidas tienen defensores y detractores; hace meses, el poder municipal del partido ya limitó la profundidad de la reforma local hasta el punto de que ni tan siquiera se eliminaran mancomunidades, una de las promesas de Rajoy antes de las generales. Por el contrario, el presidente sí se comprometió formalmente a regular la figura de los altos cargos y a crear un régimen económico de los partidos -ambas medidas ya anunciadas anteriormente-. El objetivo: "incrementar los controles para evitar cosas indeseadas".

Poca interlocución con el PSOE

En septiembre se podrá calibrar la dimensión de los ajustes en liza. Pero de lo que no cabe duda es que el discurso es distinto al anterior a las europeas. Rajoy no sólo admitió que todavía "queda mucho por hacer" en el capítulo de la reforma de la administración, sino que existen "errores" ante los que hay que encontrar una solución. Pocas veces antes había sido tan claro: "creo que deberíamos de hacer un esfuerzo entre todos para intentar corregir aquellos errores del sistema y las instituciones", destacó.

Cuando habla de "todos" se refiere, principalmente, al Partido Socialista. Y de las palabras del presidente se desprende que a fecha de hoy la interlocución es prácticamente nula. "A mí me gustaría estas cosas pactarlas con el PSOE", confesó, como también los denominados asuntos de Estado. Pero añadió: "yo lo había hablado en su día con Rubalcaba e intentaré hablar con el nuevo dirigente" que sea elegido líder. Una y otra vez, Rajoy prometió que no va a la pretendida mesa de diálogo con posturas "absolutamente cerradas".

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