El Gobierno asegura que recibirá a Artur Mas en la Moncloa con espíritu "abierto y constructivo", pero insiste en que ha de ser él quien se mueva para poder abrir vías de negociación. "Indudablemente, habría que saber si está dispuesto a renunciar al referéndum", resumió Soraya Sáenz de Santamaría al término del Consejo de Ministros. "Si el plan que tiene es la consulta, al respecto el presidente sólo puede decir una cosa que es lo que dice la Constitución", le respondió de antemano.
Así, y pese a que algunas voces dentro del propio gabinete ven margen para que la reunión del miércoles no sea un fracaso, el escepticismo reina en los círculos gubernamentales. Al menos, a corto plazo. La tesis mayoritaria es que Mas saldrá de Moncloa -no se prevé que dé allí la habitual rueda de prensa- con un renovado discurso victimista y la amenaza de la consulta encima de la mesa. Ante ello, el Gobierno replicará que, aprobada la ley de consultas por el Parlamento regional, de inmediato presentará un recurso ante el Tribunal Constitucional. Esto es, el choque de trenes estaría un poco más cerca.
"Sería oportuno que Mas, dado que es quien planteó ese referéndum, expresara qué quiere del Gobierno de España", emplazó la vicepresidenta en una rueda de prensa en la que Cataluña volvió a ser la principal protagonista. El Ejecutivo -al menos, así lo dicen varios ministros en privado- cree que Mas parará cuando le dé el alto el Constitucional. Y de ahí que no descarten por completo que pida ayuda a Mariano Rajoy para "encontrar una salida", aunque luego no se dé a conocer a los medios de comunicación.
En este sentido, el presidente no descarta una reforma de la Constitución, aunque mantiene sus dudas. Este mismo viernes, Sáenz de Santamaría mostró sus reservas: "una cosa es hacer discursos y otra cosa llevar soluciones a la práctica", afirmó. El destinatario de su aviso también era Pedro Sánchez, que insiste en el modelo federal. En paralelo, fuentes del ministerio de Hacienda descartaron que Rajoy le vaya a ofrece a Mas como vía de escape un modelo de financiación más próximo al vasco o navarro. "No se ofrecerá un modelo diferenciado a una comunidad", según el departamento que dirige de Cristóbal Montoro.
Los presidentes autonómicos del PP están vigilantes, tal y como avanzó este diario. Advierten de que no permitirán más privilegios para Cataluña, vía reforma constitucional, a las puertas de las elecciones. Desde Hacienda se afirma que a partir de ahora se ayudará "más" a las comunidades, que el Gobierno "siempre estará" en Cataluña, pero que no se va a ofrecer un plan fiscal diferenciado. "No", zanjó el propio Montoro en conversación informal.
En todo caso, y pese a ese rechazo, el gabinete confiesa a más alto nivel que si Mas diera un paso atrás todo sería más fácil y que se podría hablar de otras cuestiones -no las citan, pero se entiende que irían desde competencias a otro modelo de financiación-. "No sé si Mas tiene interés en manifestar que renuncia a esa posición", dijo la vicepresidenta sobre la consulta. Y añadió: "sería bueno de cara a entendernos todos en ese diálogo".
Cabe recordar que el Ejecutivo prometió abrir el melón del modelo de la financiación autonómica, muy criticado incluso por comunidades populares como la de Madrid. Pero, de momento, se resiste a dar el paso y, en privado, se reconoce que se está a la espera de lo que pase con el órdago de secesión. Sea como fuere, lo que también está claro -y así lo reiteró Sáenz de Santamaría- es que Rajoy pretende llegar a su despacho con Mas habiendo sellado con Sánchez una alianza de mínimos en esta materia.