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Rafael Catalá Polo, del sector del juego al Ministerio de Justicia

Aún mantiene un vínculo con la empresa de juegos de azar Codere: sigue siendo vocal de la Fundación.

Aún mantiene un vínculo con la empresa de juegos de azar Codere: sigue siendo vocal de la Fundación.
Rafael Catalá polo, en una imagen de archivo | EFE

Las gafas, la barba y los problemas de dicción no son las únicas características que comparten el nuevo ministro de Justicia, Rafael Catalá, y el presidente del Gobierno. Algunos de quienes mejor conocen la trayectoria de Catalá en el sector privado -principalmente en el Consejo y en la Fundación de Codere- lo describen como un tipo "que no se moja ni en la ducha", alguien acostumbrado a estar siempre "de perfil" y a no cumplir con aquellos objetivos para los que se le contrató.

Rafael Catalá Polo ingresó en Codere en 2005, después de haber sido subdirector general de Ordenación y Política de Personal del Ministerio de Sanidad (1988-1992), director de Relaciones Laborales y de Administración y Servicios de AENA (1992-1996), director general de la Función Pública (1996-1999), director general de Personal y Servicios del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes (1999-2000), Subsecretario de Hacienda (2000-2002) y secretario de Estado de Justicia (2002-2004), director gerente del Hospital Ramón y Cajal (2004-2005).

Codere, peso pesado de la industria del juego en España, lo fichó como secretario general y del Consejo de Administración de la compañía. Su objetivo era, según fuentes del sector consultadas por Libertad Digital, contar con un hombre capaz de relacionarse con la administración.

Dejó su cargo en Codere pocos días después de ser nombrado secretario de Estado de Infraestructuras por Ana Pastor en Fomento, en 2012. Curiosamente, su llegada a Fomento coincide también con el nombramiento de su hermana, Raquel Catalá Polo, como delegada especial de Hacienda en la Comunidad de Madrid.

Sin embargo, al menos según la propia página web de la empresa, sigue siendo vocal del patronato de la Fundación Codere, algo que fuentes del sector relacionan con la intención de dejarse "una puerta abierta" con el sector privado, ya que su primera salida de la función pública –en el año 2004, cuando era secretario de Estado con el entonces ministro Michavila- fue "traumática" para él.

La gran apuesta de Codere

Con Catalá como secretario del Consejo y contando con la asesoría de Equipo Económico -el despacho Fundado por Cristóbal Montoro y que comanda aún hoy el que fuera su mano derecha, Ricardo Martínez Rico- Codere trató de hacer labores de lobby durante la redacción de la Ley del Juego que se preparó y publicó en la última legislatura de Zapatero.

Su intención era que la nueva normativa obligase a las empresas que aspiraban a obtener la licencia de juego online a ponerse al día con Hacienda. De este modo, se restringía el acceso a aquellos operadores que llevaban años funcionando en España, pero con sede en paraísos fiscales. La alegalidad en la que se encontraba el juego online en aquel momento y la propia naturaleza de internet facilitaban este tipo de prácticas.

Codere no logró sus objetivos, aunque sí parte de ellos. Desde luego, en el sector consideran que Codere fracasó, ya que su intención era que saliera otra ley del juego diferente a la que terminó aprobándose en los últimos días de gobierno de Zapatero.

Codere sigue litigando

Actualmente, Codere mantiene varios recursos a la concesión de licencia para operadores que aún no habían puesto al día sus cuentas con el Fisco. La pelea sigue en los tribunales porque a la desestimación de los recursos por parte del Gobierno han seguido los correspondientes procesos por la vía Contencioso-Administrativa.

En este momento, la compañía en la que Catalá sigue figurando como miembro de la Fundación considera que la cifra de 150 millones de euros que se ha exigido a los operadores extranjeros es totalmente insuficiente para compensar los impuestos que han dejado de pagar cuando no existía el marco regulatorio.

Con la salida de Catalá del Consejo, Codere buscó un recambio que mantuviese el nexo con la Administración. Fichó a Juan Junquera, ex secretario de Estado de Telecomunicaciones, también con gobiernos socialistas.

"Vivía en su despacho"

Durante sus años en el sector del juego Rafael Catalá no logró ganarse un gran prestigio entre sus colegas de otras empresas: "Vivía en su despacho y desde allí hacía llamadas a otros políticos y les decía que alguien iba a verles, pero ni siquiera era él quién hacía el viaje", cuenta a Libertad Digital un alto directivo del sector.

Seis años en los que "no lideró ninguna iniciativa" ni realizó "ninguna propuesta" dentro de las reuniones patronales en las que participaba. De hecho, incluso en algunos proyectos comunes del sector que podrían haberle reportado un notable prestigio "y que eran políticamente correctos" –algo que no siempre se consigue dentro del mundo del juego- no hizo nada ni aportó aquello que sus conexiones políticas habrían podido aportar, al menos en teoría.

En definitiva, desde el punto de vista de las iniciativas sectoriales el paso de Catalá Polo por el mundo del juego fue discreto, por utilizar un término no muy duro, como tampoco esperan la mayor parte de los analistas que deje una huella muy profunda en su labor como ministro de Justicia.

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