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Rajoy dice que él es el mejor candidato posible para el PP

El presidente no se cree las encuestas y augura que le irá bien en los comicios. Rubalcaba "no debería de haberse ido, yo se lo dije".

El presidente no se cree las encuestas y augura que le irá bien en los comicios. Rubalcaba "no debería de haberse ido, yo se lo dije".
Rajoy en la reunión con el grupo parlamentario | EFE

El optimismo del presidente no sólo es en materia económica. Asegura tener "olfato" y cree que los próximos procesos electorales serán un espaldarazo a su hoja de ruta. "Tened la absoluta certeza de que nos irá bien", proclamó ante el PP de Madrid el lunes por la noche, porque "cuando los políticos hacen las cosas bien, los ciudadanos se lo reconocen". Y él está convencido de que no erra con sus decisiones.

Así, Mariano Rajoy no ve los nubarrones que auguran las encuestas y calla las voces que insisten -incluso dentro del PP- en un relevo generacional. El presidente se mostró pletórico en la tradicional copa navideña que celebra todos los años en Moncloa: "No acierto a encontrar otro candidato mejor que yo", vino a decir en conversación informal con periodistas. Esto es, quiere optar a la reelección y no duda de que el contexto le será favorable.

"La clave es la economía", resumió rotundo, también ante representantes de medios extranjeros. En el Gobierno lamentan que "diga lo que se diga, se nos critica" pero se deslizó que la recuperación irá a más y que, en 2015, la ciudadanía acabará notándola de forma clara. Y esa es la llave de la victoria, a ojos de un confiado Rajoy, que promete un giro social en sus políticas en los próximos meses.

Las otras dos patas de su estrategia de aquí al fin de la legislatura serán la lucha contra la corrupción -"nadie me podrá acusar de no hacer nada pese a que nadie me ha apoyado", se defendió- y la amenaza de secesión en Cataluña. Sobre el segundo de los puntos, se mantiene donde "siempre" y confiesa que es muy difícil la negociación con Artur Mas. "Era pacto fiscal o independencia", abrevia él mismo. Y rechaza el chantaje, al tiempo que da a entender que no está entre sus prioridades reunirse con el líder catalán.

Prácticamente cada cinco minutos, los periodistas le preguntaron por los candidatos, pero Rajoy se mostró impertérrito y no dio pistas. Incluso llegó a afirmar que estaba dedicado a gobernar y que todavía no sabía quién iba a elegir en Madrid. Mientras, Soraya Sáenz de Santamaría -a pocos metros, y también rodeada de informadores- trataba de alejarse del consistorio. Unos y otros insistieron en que se elegirá al que más opciones tenga para ganar, y ya hay encuestas internas encima de la mesa. En la víspera, Rajoy cenó con Esperanza Aguirre, Ignacio González y Cristina Cifuentes, aunque mantuvo la incógnita.

La gran novedad vino con su intención de reforzar la comunicación del Gobierno. Al tiempo que ha pedido a Génova y al Grupo Popular, con su nuevo portavoz a la cabeza, una mayor implicación -en otras palabras, salir a la calle y vender las reformas-, desveló que José Luis Ayllón -hasta ahora, hombre enlace entre el Congreso y la Moncloa en su calidad de secretario de Estado de relaciones con las Cortes- se convertirá en una especie de portavoz adjunto de la vicepresidenta. Su labor será desgranar la agenda a primeros de semana y atender a los medios. La operación ha estado tutelada por Sáenz de Santamaría, que participó en la reunión -con Rajoy y el citado protagonista- en el que se cerró su nuevo papel.

Prefiere a Rubalcaba

Seguro de que le irá bien, Rajoy puso la atención en la situación del Partido Socialista. Despacha de vez en cuando con Pedro Sánchez, pero de sus palabras se desprende una enorme decepción. Tanta que, asegura, le ha pedido "500 veces" que le explique su reforma de la Constitución y no lo ha conseguido. Por no hablar del "disparate" del artículo 135 del texto de 1978. Alfredo Pérez Rubalcaba "no debería de haberse ido, yo se lo dije", afirmó sin titubeos.

Aún más, la marcha del anterior líder de la oposición fue, en su opinión, un "grave error". Él considera a Rubalcaba un hombre de Estado, que defendió al sistema en un proceso crucial: el cambio en la Corona de España. Y ahora se queja de los bandazos de Sánchez, incluso en la delicada cuestión catalana.

Al presidente le han asegurado sus asesores que si sigue centrado en la economía y es previsible, los españoles le darán su confianza. Es lo que él mismo llama "la mayoría moderada", que a partir de enero recibirá "buenas noticias" como la bajada de impuestos o más políticas sociales. Para el votante descontento del PP, Rajoy tratará de recuperarlo haciendo más política y sacando a colación la bandera de los principios: Rafael Hernando, un pata negra convertido en portavoz del Grupo, le ayudará en este cometido a la espera de que en Génova también pueda haber algún cambio. De primeras, habrá que crear un comité de campaña tras las navidades.

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