Otra dimisión salpica a un Mariano Rajoy que siempre se ha mostrado reacio a los cambios. El jefe de los fiscales de España, ni más ni menos. Una marcha que pilló al presidente llegando a Bruselas para participar en el último Consejo Europeo del año: "ha dimitido por razones exclusivamente personales que yo respeto", afirmó en declaraciones a los periodistas. Si bien, la relación entre Moncloa y Eduardo Torres-Dulce era cada vez más delicada. También en Génova tenía más de un enemigo.
El jefe del Ejecutivo agradeció "su trabajo, dedicación y esfuerzo", e incluso fue un paso más allá al alabar el "acierto en su gestión". Sin embargo, en los círculos políticos se escuchaba desde hacía meses que la relación entre el Ejecutivo y el fiscal general era muy difícil, y los rumores de dimisión arreciaron. El peor momento llegó con la respuesta al desafío de Artur Mas una vez se celebró el simulacro de consulta. La tensión fue enorme los días previos a la interposición de la querella de la Fiscalía.
En privado, pero también en público, se sucedieron las críticas hacia Torres-Dulce. Ministros y altos cargos del PP dijeron no entender la lentitud del fiscal general a la hora de actuar, e hicieron llegar a Rajoy su malestar. "Sería bueno que actuase, en nuestra opinión, porque es el garante de la legalidad", llegó a afirmar a micrófono abierto Carlos Floriano, número tres de Génova. Próximos a Torres-Dulce replican que la Moncloa cambió de versión en la cuestión catalana en varias ocasiones: "en un primer momento no querían que se presentara la querella".
Las presiones de Génova
Unas fricciones que, en todo caso, fueron habituales pese a que desde el entorno de Alberto Ruiz-Gallardón se asegure que "siempre" hubo sintonía en lo importante, aunque se distanciaran por cuestiones "puntuales" en algún momento. "Fue Gallardón quién puso a Torres-Dulce", rememoran las fuentes consultadas. Ya con su sucesor al frente del ministerio de Justicia, Rafael Catalá, el contexto se volvió claramente difícil. Y con el PP la relación nunca llegó a ser buena.
Ahora, el presidente baraja nombres para un puesto clave en un final de legislatura muy complicado. Aunque Rajoy dijo no tener prisa, en el Gobierno esperan que se tome la decisión este mismo viernes. Fuentes del ministerio de Justicia explicaron que en el Consejo de Ministros se activará el mecanismo de sucesión; esto es, se podría dar el nombre del elegido. Según Europa Press, por primera vez podría recaer el cargo sobre una mujer.
Desde Bruselas, Rajoy pareció no tenerlo muy claro: "francamente, no sé si mañana (por este viernes) el Gobierno tiene que tomar nota de la dimisión del fiscal general. Supongo que sí", afirmó casi a media noche, al término de un cónclave comunitario que fue más breve de lo previsto. "Le podría contestar a lo largo de la mañana", llegó a responder a la prensa.
Más claro se mostró a la hora de replicar al Partido Socialista, cuyas críticas y petición de comparecencia despreció por completo: "pase lo que pase y suceda lo que suceda, su posición siempre es echar la culpa al Gobierno y comprenderá usted que no perderé ni un minuto con ese asunto".
Mientras, con un "en absoluto", el presidente quiso rechazar de forma tajante las presiones al fiscal. "Ni he hablado yo ni nadie de mi Gobierno", prometió, contradiciendo a las voces que -en privado- aseguran que sí que existieron. Así lo ponen de relieve interlocutores clave consultados por este diario: presiones desde Moncloa, pero también desde Génova.
En el PP más de un alto cargo "le tenía ganas", según se deslizaron las citadas fuentes. De hecho, algunas reconocen que están satisfechas porque Torres-Dulce haya acabado tirando la toalla. Cabe recordar que esta legislatura ha estado marcada por el caso Gürtel -trama que afecta de lleno a los populares- y no siempre se ha entendido su proceder.