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Contubernio militar con consejeros separatistas para abordar el futuro de Cataluña

El inspector en jefe del Ejército, Ricardo Álvarez Espejo, se reúne con Felip Puig y empresarios separatistas en un pub de un asistente de Pujol.

El inspector en jefe del Ejército, Ricardo Álvarez Espejo, se reúne con Felip Puig y empresarios separatistas en un pub de un asistente de Pujol.
Artur Mas conversa con el inspector jefe del Ejército Ricardo Álvarez Espejo en un acto en 2013 | Archivo EFE

El pub Kitty's, propiedad de Sergi Loughney, uno de los hombres de máxima confianza de Jordi Pujol y compañero de rugby en el Barça del primogénito del "president", fue el escenario la pasada semana de un singular encuentro en Barcelona. Allí se dieron cita, en teoría bajo una reserva absoluta, el consejero de la Generalidad Felip Puig, hermano de dos imputados por blanqueo de capitales y a su vez colega de los hijos mayores de Pujol; el teniente general Ricardo Álvarez Espejo, Inspector Jefe del Ejército y máximo responsable de la región militar en la que se encuadra Cataluña, un general de la Guardia Civil y el fiscal jefe de Cataluña, además de empresarios de la cuerda nacionalista como Salvador Alemany, presidente de Abertis y exvicepresidente del Barça, o Juan Lanaspa Gatnau, que ejerció de anfitrión.

El fiscal Romero de Tejada, presente

También estaban el expresidente de Nissan, Juan Echevarría, exsuegro de Joan Laporta y uno de cuyos hijos perteneció a la Fundación Francisco Franco; el catedrático Francesc Granell (asesor de Alicia Sánchez-Camacho que comparó una Cataluña independiente con el estado islámico de Somalilandia antes de entrar en la 'cuadra' de colaboradores de La Vanguardia); Carina Mejías, exdiputada del PP y portavoz adjunta de Ciutadans; el líder del PSC, Miquel Iceta, un representante del PP, Enric Millo (exdirigente de Unió en Gerona), el general de la Guardia Civil Ángel Gozalo, el fiscal jefe de Cataluña, José María Romero de Tejada (que se mostró reacio a la querella contra Mas impulsada por su ex jefe, Eduardo Torres-Dulce) además de Joan Castells, presidente de FIATC y el director de Schneider Electric, Julio Rodríguez, entre otros.

Estas personas acudieron a la inaudita reunión con el militar Álvarez Espejo (que en una entrevista en La Vanguardia de esta semana decía que después de un año en Cataluña ya podía seguir conversaciones en catalán) y el general de la Benémerita Gozalo para abordar la "situación en Cataluña" y, según el diario que ha destapado esta reunión, Economía Digital (en el que colaboran exconsejeros del tripartito como el republicano Josep Huguet o intelectuales del separatismo como Agustí Colomines), calibrar las consecuencias económicas del proceso separatista emprendido por Mas y algunos de los asistentes a tan inaudito y singular cónclave.

En teoría, Álvarez Espejo (que pretende restablecer unas buenas relaciones entre el Ejército y la Generalidad), así como el general de la Guardia Civil Gozalo, pensaban que la reunión era "altamente secreta", según el citado medio, pero ya se ha convertido en la última comidilla del proceso separatista. En Convergència se ufanan de su poder de convocatoria, de haber sentado en su mesa a dos "milicos" (así se refieren a Álvarez Espejo y a Gozalo), así como a los máximos representantes del "españolismo" en Cataluña. Millo sustituyó a Alicia Sánchez-Camacho (de la que afirman que cada vez pasa menos tiempo en Barcelona) y Mejías (una de las grandes amigas de antaño de Camacho) representó a Albert Rivera, cuya agenda también le retiene en Madrid varios días la semana.

Los contenidos de la reunión no han trascendido, por el momento, pero nadie duda de que en los próximos días se conocerán los comentarios de "los generales", cuya presencia en el cónclave no se atribuye a motivos particulares, pues no conocían en persona a ninguno de los comensales salvo a Mejías.

El encuentro, filtrado por el "sector nacionalista" de la mesa, no sólo ha dejado en evidencia a dos altos mandos militares, sino que también afectaría al fiscal jefe catalán, Romero de Tejada, quien a su pesar, según fuentes de la judicatura en Cataluña, firmó la querella contra el presidente regional. Precisamente Mas afirmaba este viernes que no creía que las denuncias presentadas contra él y dos de sus consejeras le impidiesen presentarse las próximas elecciones, las del 27-S que deben dar paso, en teoría, a la independencia catalana. No consta que Felip Puig, uno de los diseñadores del proceso separatista, informara a los asistentes a la quedada de las intenciones de Mas de convocar elecciones tras la Diada y al final de un puente festivo en Barcelona. Puig se presenta ahora como uno de los "moderados" del ejecutivo de Mas, a pesar de que fue uno de los instigadores de la deriva independentista de Convergència, tutor político junto a Mas de Oriol Pujol, amigo íntimo de su hermano mayor, Jordi Pujol Ferrusola, y uno e los nombres más significados del "sector negocios" del partido que fundara Pujol.

Sergi Loughney, propietario del Kitty's, cerró su local para que la trobada se celebrara en la más estricta intimidad.

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