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Rajoy proclama que Pablo Iglesias no llegará al poder "pintando una España negra"

Ante jóvenes empresarios, el presidente defiende la austeridad y admite que Syriza en el poder es un problema para la recuperación económica.

Mariano Rajoy planteó los problemas externos e internos a los que, a su juicio, se enfrenta España en el corto plazo. En un encuentro privado con jóvenes empresarios catalanes, situó al nuevo Gobierno griego -dirigido por Syriza- como una amenaza clara para la recuperación: "No quieren pagar su deuda ni cumplir sus compromisos y, además, quieren más dinero", dijo a modo de resumen. En casa, el riesgo está en quienes quieren "destrozarlo todo", en referencia al partido de Pablo Iglesias. Pero "la tendencia es buena" y "2015 va a ser el año de las grandes oportunidades", prometió a los emprendedores con los que se dio cita.

Después, ya ante su parroquia -centenares de militantes del PP catalán que se dieron cita en el puerto de la ciudad condal-, Rajoy se refirió con más claridad si cabe sobre Podemos: "No acepto esa España negra que quieren pintar algunos porque gracias a ello piensan que van a sustituir a quienes están gobernando", afirmó al tiempo que se manifestaban en el centro de Madrid. Pero "no lo conseguirán", auguró rotundo. Para evitar su triunfo, pidió a los suyos que hagan "una intensa pedagogía" centrada, principalmente, en la salida de la crisis.

La economía fue, de hecho, el eje central de su intervención pese a ser su primera visita a Barcelona tras el anuncio de nuevas elecciones. Según dijo, tanto Artur Mas como Susana Díaz -que también ha adelantado los comicios en Andalucía- "andan a lo suyo" y no se preocupan por los ciudadanos. Y de ahí que Rajoy tratara de dirigir el foco de atención en la economía y la batería de datos positivos.

Ante los empresarios, el presidente enumeró las cifras "de la recuperación" y sacó pecho de las políticas de austeridad. "Una de las reformas más importantes ha sido la reducción del déficit", recalcó. Algo que repitió a micrófono encendido como respuesta a Syriza, pero también a Podemos: "eso nos dio mucha credibilidad y hace que te crean", según sus propias palabras. Y de ahí que, por varias veces, solemnizara que no va a virar el rumbo: "No vamos a cambiar la política en lo que viene de legislatura". Como ejemplo, el Consejo de Ministros aprobará en fechas próximas la ley de segunda oportunidad.

La estrategia parece sencilla: frente al caos que representan los populistas, patrocinar la estabilidad de su Gobierno. "Gracias por la sensatez y por huir de la radicalidad tan de moda hoy", premió al PP catalán. Y todavía añadió, también en relación al órdago de Mas: "Esa normalidad y esa estabilidad son imprescindibles para solucionar los problemas de la gente".

"Subimos los impuestos en contra de nuestro programa y de nuestro criterio", reconoció. Pero todo ello, según aseveró, ya ha quedado atrás y la prueba es que reiteró que en 2016 se volverán a bajar los impuestos. "Ése es el cambio que se ha producido en España", defendió, no sin augurar "un año muy bueno para los españoles" en materia de empleo.

El tono del presidente es ya claramente de campaña. En las próximas semanas, se le acumularán los actos de partido en los que, en síntesis, repetirá que sin el PP en el poder la recuperación económica no estará garantizada. La otra opción, "los tristes" y los populistas, sólo traerán incertidumbre como en Grecia. "Queda mucho por hacer pero ya somos competitivos y creamos empleo", ayudó a esta tesis Álvaro Nadal, el responsable de la Oficina Económica de Moncloa y que también participó en el acto, centrado en la política impositiva del Ejecutivo y en el que tomaron la palabra actores clave de la sociedad catalana. Frente al "ridículo histórico" de Mas, Alicia Sánchez Camacho ensalzó la "agenda reformista" de Rajoy.

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