"Votar a Ciudadanos es votar al PSOE en Andalucía". La frase, de Carmen Crespo -quien fuera Delegada del Gobierno en la región, hoy cabeza de lista por Almería-, resume a la perfección el mensaje que el PP quiso transmitir en el último domingo de campaña. Las direcciones nacional y regional, pese a insistir en la tesis de que el margen de error de los sondeos es enorme y "todo está abierto", admiten en privado su preocupación, que va a más. Y las críticas a Albert Rivera se repitieron, hasta el punto de llegar a solapar las dirigidas a Susana Díaz.
Ya lo avanzó este diario: los analistas del PP desvelan que el "bocado" de Ciudadanos se produce, principalmente, en las principales urbes. "Un voto a Ciudadanos es un voto que perdemos", simplifican, pese a que el PSOE también se ve perjudicado. Y, en el clímax de la campaña, se quiso transmitir una idea clara: Rivera ya negocia con Díaz para gobernar juntos tras los comicios. Se apoyan en las encuestas, que auguran que Ciudadanos podría convertirse en la llave. "Están empezando a negociar", en palabras de Juan Manuel Moreno, el candidato popular.
En Roquetas de Mar, histórico feudo del PP, Javier Arenas llamó a alertar a "familiares y amigos" sobre la connivencia entre Ciudadanos y PSOE. Puso como ejemplo lo ocurrido en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), donde el representante de la formación naranja ha permitido un gobierno socialista. "En la semana que nos queda les tenemos que decir a los andaluces que voten con toda la libertad del mundo, pero que reflexionen más que nunca", afirmó el presidente de honor del PP andaluz. Según las encuestas internas, el número de indecisos es aún elevadísimo y parte de votante del PP sigue amagando con quedarse en casa o cambiar de partido.
Moreno, que prometió "limpiar" de corruptos la región, tiró del hilo y aconsejó no desperdiciar el voto: "¿Quién va a cambiar esta tierra si no es el PP andaluz?", se preguntó, para a renglón seguido despreciar al "partido emergente", que es como se refiere a Ciudadanos. "No hagáis caso a la ensalada de encuestas", reclamó el candidato, sumándose a la idea de que todo está muy abierto. Aunque, avisó: "Todo lo que no sea votar al PP es regalar al voto a la continuidad del PSOE". Esto es, confirmar 33 años de poder socialista y "condenar" a las futuras generaciones.
Promete un millón de empleos
Mariano Rajoy, encargado de dar el empujón definitivo a la campaña -el martes estará en Málaga y el viernes en Sevilla-, remató la faena: "¡Cuidado! Puedes votar una cosa creyendo que se va a producir un cambio político y lo que vas a hacer es apuntalar a los que hay", alertó al votante dubitativo. Sin mentar en ningún caso a Ciudadanos, como es su costumbre, el presidente llegó a afirmar que se estará "tirando el voto" si se apuesta por esta formación. "Son avales para que continúen los mismos", dijo sin medias tintas.
En su crítica también incluyó a Podemos, de nuevo sin citar expresamente: "Hay que desconfiar de los que no han gestionado nunca, de los que no han estado nunca en ningún sitio y de quienes proclaman soluciones", destacó. En otras palabras, "no hay varitas mágicas" ni "conejos en la chistera" sino "trabajo serio, determinación, personalidad y coraje". Y volvió a ponerse como ejemplo de gestión para salir de forma definitiva de la crisis, también en Andalucía.
Así, si el PP gobierna tanto en San Telmo como en Moncloa, Rajoy auguró un millón de empleos en la comunidad en la próxima legislatura. Esto es, reducir el paro en Andalucía del 34% actual a un 10%; en el conjunto nacional, el presidente augura 500.000 puestos de trabajo anuales.
"No puede crear empleo quién ha demostrado que con sus políticas sólo se genera paro", argumentó el jefe del Gobierno. A su juicio, los andaluces sólo deberían decidir entre el PP y el PSOE, apartando de su mente otras fórmulas. En otras palabras, "votar por el futuro que representa Juanma Moreno o por el pasado imperfecto que personifica su adversaria política. No hay más. Esa es la alternativa", remató.