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Rajoy pretende resistir mientras el PP cae en la desolación

El presidente, que reúne a sus barones este lunes, pretende resistir. Cargos del PP piden un giro urgente para salvar las generales.

Mariano Rajoy se dio de bruces con la cruda realidad. A una semana de la cita con las urnas, dijo ser optimista porque entendía que su mensaje estaba calando y que los españoles acabarían votando por la estabilidad. Pero los resultados fueron demoledores, y su partido -el mismo que consiguió un histórico poder local y autonómico hace hoy cuatro años- se vio envuelto en el más absoluto pesimismo. En la desolación. Algunos candidatos lo reconocieron: "Ha sido un desastre". El PP pierde 2,5 millones de votos.

La tormenta se presagió pocos después de que abrieran los colegios electorales. La dirección nacional lo focalizó en Madrid. "La cosa está muy mal", iban avanzando fuentes de la cúpula, que ya sugerían que Esperanza Aguirre tendría que asumir responsabilidades. Si bien, con el paso de las horas, las malas noticias llegaban prácticamente de toda la geografía nacional. No sirvió nada: ni el discurso económico de Rajoy, ni el intento de los barones locales y regionales de centrar en ellos la campaña.

El presidente se aferra a la idea de que el PP sigue siendo la primera fuerza política a nivel general. Así se apresuró en ponerlo en valor Pablo Casado cuando aún no se conocían resultados oficiales, y así lo hará el propio Rajoy ante el Comité Ejecutivo este lunes a las cinco de la tarde. Se espera que todos los barones se trasladen a Madrid para escucharle, y algunos barruntan tomar la palabra.

Sin balcón en Génova

El mensaje oficial, en todo caso, se diluía en los pasillos. O simplemente al entrar a la sede nacional y comprobar que no se había instalado el histórico balcón en el que Rajoy y los suyos celebran los resultados electorales. El ambiente en la planta noble, la séptima -donde está el despacho del presidente-, era sombrío. "Hay más camareros que cargos", decía a eso de las diez de la noche un destacado del PP. Reinó el silencio y "la tranquilidad", mientras los ministros y altos cargos que se acercaron a Génova13 observaban los resultados en los plasmas de televisión.

Las fuentes consultadas descartaron que Rajoy pueda tomar una decisión sorpresiva. Esto es, pase lo que pase, intentará ser candidato a la Moncloa. Y no creen que los barones se revuelvan en demasía, habida cuenta de que ellos también son protagonistas del roto electoral. "Si alguno le quiere plantar cara, le puede enseñar sus resultados". Aunque, en privado, cargos territoriales opinaron a lo largo de la noche que "algo hay que hacer" de cara a las generales. "Podemos seguir engañándonos, pero tenemos que reaccionar", insistió un líder regional.

A partir de ahora, Rajoy controlará las negociaciones para intentar retener el mayor poder institucional. Aunque en las estructuras locales y regionales admitieron que esperaban victorias más holgadas, incluidas mayorías absolutas que finalmente no cosecharon en ningún territorio. Lo ocurrido en Castilla-La Mancha "es un drama", a ojos de un miembro de la dirección, como también lo acaecido en las capitales andaluzas.

No hubo banderines, ni himno del PP, ni militantes extasiados. Sólo Cristina Cifuentes, convertida en el nuevo referente pese a quedar en manos de Ciudadanos, fue aplaudida por su equipo mientras en los despachos se repetían las caras largas. Algunos candidatos no hablaron con Rajoy hasta última hora. Y, mientras, su entorno se dedicó a cargar contra Aguirre, que siguió los resultados en la primera planta, alejada de Cifuentes y la cúpula. "Si tanto le gusta la política inglesa lo que tendría que hacer es marcharse de una vez por todas", soltó un alto cargo próximo a Rajoy. Ella respondió en rueda de prensa, y aceptando preguntas: seguirá defendiendo "los principios del PP" como alcaldesa o en la oposición.

"Somos la opción mayoritaria"

Si bien, pese a la vorágine, los marianistas se afanaron en transmitir tranquilidad. Nada de cismas. "Somos los más votados y eso es lo importante", zanjó un ministro próximo al presidente. Carlos Floriano confirmaba el discurso oficial poco antes de las doce de la noche: "Los ciudadanos han dejado claro que la opción mayoritaria de los españoles es el PP. Hemos vuelto a ganar las elecciones", destacó elevando la voz. E, inmediatamente después, abrió la puerta a los pactos: "Nosotros no vamos a escatimar esfuerzos para que las instituciones disfruten de la máxima estabilidad", aseguró ante los periodistas.

No hubo imágenes del presidente durante toda la noche. "Está bien y tiene muy claras las ideas y lo que tiene que hacer", según la dirección nacional. Nadie a su alrededor le echó en cara su hoja de ruta. En palabras de Floriano, tan próximo a él esta campaña, "España va en la buena dirección" y "las reformas de Rajoy nos están permitiendo salir de la crisis".

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