Mariano Rajoy mueve por fin ficha. Este mismo miércoles podría comunicar a Felipe VI los cambios que acometerá en el Ejecutivo y el jueves reúne a la cúpula del PP para desvelar aquellos movimientos que hará en la seden nacional. La expectación es enorme y a lo largo del martes algunos de los señalados internamente aún no habían recibido la llamada del líder.
En Génova, ministros y destacados cargos del partido esperan que el presidente dé poderes a un nuevo "hombre fuerte" -tenga o no el rango de coordinador general- que auxilie a María Dolores de Cospedal, que mantendría la secretaría general. "Él sabe que es necesario un impulso político y en materia de comunicación", precisan sus interlocutores. Y Cospedal lleva meses sin comparecer al término del Comité de Dirección, que preside cada lunes.
La tesis mayoritaria es que añadirá más nombres a la cúpula, siguiendo como vicesecretarios generales Carlos Floriano, que perdería presencia en los medios, y Javier Arenas. Como ya informó este diario, dos son los nombres que más suenan para asumir una mayor responsabilidad: Alfonso Alonso, actual titular de Sanidad, como peso fuerte y Pablo Casado, en estos momentos sin responsabilidades públicas, en calidad de portavoz del partido.
Las dudas se multiplican con respecto al alcance de la remodelación en el Ejecutivo. El propio Rajoy, por dos veces, ha intentado rebajar las expectativas. En el PP, no descartan que quite la portavocía a Soraya Sáenz de Santamaría, aunque en Moncloa se muestran escépticos. También se ha barruntado la posibilidad de que dé un ministerio a Cospedal y así "tenga una salida honrosa", aunque su entorno siempre se ha mostrado contrario a dicha posibilidad.
En todo caso, el presidente no ha desvelado sus planes prácticamente a nadie, por lo que la mayoría de comentarios recogidos en la última hora son suposiciones. En voz de un cargo próximo a Rajoy, "escucha, pero no dice nada". Lo que no quita para que los distintos sectores de la formación se muevan hasta el final. De hecho, hay en el PP quienes vieron a Santamaría detrás de la filtración sobre José Manuel García-Margallo que este jueves publicaba el diario El Mundo.