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'La Vanguardia' se vuelca con Mas y el proceso separatista

El diario de Godó fija la estrategia "negociadora" y arremete contra Mariano Rajoy por su "quietismo".

El diario de Godó fija la estrategia "negociadora" y arremete contra Mariano Rajoy por su "quietismo".
Artur Mas, este sábado después de votar en las elecciones del FC Barcelona | EFE

Tras haber logrado con una encuesta desarmar las reticencias de Oriol Junqueras a la lista con Mas, La Vanguardia fija este domingo las líneas maestras de la hoja de ruta separatista. A la intensa campaña de imagen a favor de Raül Romeva y la candidatura conjunta llevada a cabo en los últimos días, se suman este domingo una entrevista con el candidato y un editorial.

Del primer texto, el periódico de Godó destaca dos titulares en portada: "El Estado sólo negociará si gana el sí en las elecciones" y "las aventuras unilaterales son imposibles, Cataluña tendrá que negociar".

Fijado el objetivo con la entrevista, el editorial es un elogio constante de la composición de la candidatura en su primera parte y una dura crítica a Mariano Rajoy de la mitad en adelante. "El error del quietismo" se titula y responsabiliza al Gobierno de no haber hecho gestos para apaciguar la situación: "El Gobierno de España no ha sabido dibujar un nuevo horizonte a la sociedad catalana, capaz de dejar en segundo o tercer plano el independentismo. Ninguna propuesta, ningún ofrecimiento sugerente, ningún gesto de sensibilidad que pudiese fortalecer las posiciones pactistas y pragmáticas. Se ha creído, de manera errónea, que el paso del tiempo dividiría de manera irreversible el cuerpo social, provocando un agotamiento crónico de la propuesta soberanista".

"La política de dejar pasar el tiempo -continúa el editorial- no ha servido para nada y en estos momentos el Gobierno de España tiene ante sí una convocatoria electoral claramente desfavorable para sus intereses: la lista conjunta del soberanismo catalán puede ganar; la cuestión de Cataluña volverá a estar en un primer plano del circuito europeo de información y opinión ­de nuevo, España como problema­, y los resultados electorales del PP catalán pueden ser especialmente decepcionantes, por la ausencia de propuestas en positivo. Un PP desbordado por Ciudadanos en Catalunya a dos meses de las elecciones generales no sería una buena noticia para Mariano Rajoy. Esas son las consecuencias del quietismo".

A pesar de las soflamas independentistas en favor de una declaración unilateral y en contra de los plazos fijados por el propio Mas para complacer a Junqueras, el editorial afirma: "Habrá margen para la negociación después del 27 de septiembre y los sectores reformistas de la sociedad española, que hoy seguramente son mayoría, deberán romper en los próximos tiempos el silencio mineral de estos últimos años".

Mas no llamó a Romeva

De la entrevista, por otra parte, destaca el hecho de que no fuera Artur Mas quien llamara a Romeva para comunicarle la buena nueva de ser el cabeza de la lista del "president". El periodista David González es quien "interroga" a Romeva sobre el particular:

"-¿Lo llamó Artur Mas?

-Bien, eso ahora da lo mismo. Yo manifesté muchas dudas, habría querido que fuera un espacio mucho más abierto, más amplio, con muchas más sensibilidades. Pero lo que me motiva es superar este debate que nos impide hacer lo que debemos hacer. Y más, después de las movilizaciones que hemos tenido, porque generas una frustración difícil de controlar, además de la reacción absolutamente a la contra del Estado. Y que utilizará esta situación para presionarnos aún más, para apretar y humillarnos aún más".

Preguntado por la relación con Mas, Romeva responde: "Intento ser respetuoso con todo el mundo, y más si es el presidente de mi país. Pero eso es irrelevante. Las personas, en el contexto actual, son secundarias". En cambio con Junqueras es otra cosa, lo que abona la tesis de que Romeva fue la única imposición de ERC a Mas en la negociación sobre la candidatura. Según Romeva: "Con Oriol hemos tenido una relación mucho más estrecha, de hace mucho tiempo. Él también entró en política por responsabilidad, y lo felicité por su coraje. A veces preferirías situarte en una posición de confort, tienes tu trabajo, la familia, puedes ir a la playa, nadie te molesta... El coste que asumimos es alto, pero el de no hacerlo lo es todavía más. Todo tiene un precio. Pero el precio moral de no hacer algo que mucha gente siente que debe intentarse es muy superior. No nos lo perdonaríamos nunca".

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