Los actos de masas del separatismo catalán exhiben una sincronización casi perfecta. Son fotos definitivas, grandes espacios ocupados por camisetas de colores perfectamente alineadas, banderas al viento y perspectivas favorables. Movimientos coordinados y cifras redondas, siempre más de un millón de personas, toda Cataluña en Barcelona, en una V de la victoria o en una cadena humana desde los Pirineos y más allá del Ebro. La organización requiere meses y entra en ebullición durante las cuatro semanas previas al "Onze de Setembre".
La Asamblea Nacional Catalana (ANC) intenta curarse en salud y abre una página para preinscripciones. Esta vez se trata de llenar la Avenida de la Meridiana, un guiño catalanista a la Cataluña inmigrante. Los periódicos agitan el ambiente y la organización "cívica" presume de que más de 130.000 catalanes ya han jurado por internet que asistirán al 11-S. Será el comienzo de la campaña del 27-S, un acto que debe mostrar de una vez por todas la superioridad numérica del separatismo y su control del territorio, incluidas las zonas de la inmigración "española".
En su página web, la ANC anima a la gente a inscribirse por los tramos de su predilección entre una amplia oferta que incluye a los trabajadores del campo, sindicalistas, profesores, sordos, feministas, inmigrantes, catalanes residentes fuera de Cataluña, gays, bisexuales y transexuales o bomberos.
Según datos de la ANC, las 130.000 personas que se han apuntado hasta ahora a la Diada son el doble que las del año pasado a un mes de la gran cita del separatismo. El éxito, manifiestan, está garantizado. Además, será una manifestación "apolítica", a pesar de que la ANC encabeza la lista de CDC y ERC "Junts pel Sí".