El ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, ha entendido el mensaje. Tras su propuesta de reforma constitucional que ocasionó un enorme malestar y la consiguiente desautorización por parte del Gobierno y el PP aludiendo a una opinión "estrictamente personal", el titular de Exteriores asumió rápidamente la orden ejecutiva de su presidente: "Roma locuta, causa finita y primer tiempo de saludo", dijo en los pasillos del Congreso este lunes.
Preguntado por Libertad Digital si se sentía 'desautorizado' por el Gobierno y el PP, Margallo relativizó su metedura de pata, en el inicio de la campaña electoral, diciendo que "en un momento como en el que estamos en que lo importante es evitar el suicidio de Cataluña y un daño enorme a España, comprenderá que las opiniones, que son siempre personales, que no se considere oportuno abordar determinados problemas, no me preocupa en absoluto".
"Mi única ambición, a esta altura del partido, es evitar un suicidio de Cataluña y que el presidente Rajoy sea el próximo presidente del Gobierno. Esas son mis ambiciones". Pero preguntado nuevamente por LD si se sentía desautorizado por Rajoy y sus ministros, el ministro encajó el mensaje:
"Usted me repite la misma pregunta y la respuesta es exactamente la misma: es una opinión personal, las opiniones colegiadas por definición son las del Gobierno y las decisiones ejecutivas corresponden al presidente del Gobierno. Una vez que el presidente ha dicho que no se dan las condiciones, cosa que yo comparto, para una reforma constitucional, y que la reforma del sistema de financiación, en la que yo insisto como valenciano, se producirá en la próxima legislatura, no tengo nada más que opinar".
E intentando bromear para rebajar la polémica, añadió: "Esto es como el final de Casablanca: qué importa el destino de las personas como usted y como yo en un mundo tan turbulento como éste. Pero una vez que ha hablado el presidente: Roma locuta, causa finita, primer tiempo de saludo".