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Mas prepara un discurso apocalíptico ante el veto de la CUP

Joan Rigol pide a los antisistema un "milagro" para salvar a Mas, que amenazará con el fin del proceso y nuevas elecciones.

Joan Rigol pide a los antisistema un "milagro" para salvar a Mas, que amenazará con el fin del proceso y nuevas elecciones.
Artur Mas, este sábado, en un acto de partido | EFE

Anna Gabriel y Benet Salellas, el dúo de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) que lleva el peso y mando en las negociaciones sobre el futuro de Mas, insiste en su negativa a investir presidente al "president" en funciones. Exigen a la plataforma Junts pel Sí que proponga otro candidato para desencallar la situación y el "proceso" y piden a Mas que dé un paso atrás si no quiere pasar ante los electores independentistas como un "egoísta" al que le pueden las "ambiciones personales".

Los mensajes en contra del líder convergente son cada vez de mayor calado, en gran medida porque la CUP ha propuesto "soluciones alternativas", tales como conceder a Mas el puesto de presidente sin funciones ejecutivas, lo que en CDC se calificó en el acto como "presidente florero". Vicepresidencias y presidencias rotatorias han sido otras de las "ideas" surgidas de la CUP para resolver el escollo de Mas, pero si los cuperos son inflexibles en su negativa, más lo son los negociadores de Junts pel Sí, los de ERC, a la expectativa, porque no quieren traicionar su pacto con Mas, sino que el número cuatro de la lista tire la toalla, y los de CDC porque entienden que el veto a su líder es un veto contra todo el partido. Y en gran medida así es.

Elogios de Junqueras a la CUP

De tal manera que Oriol Junqueras se deshace en elogios hacia la CUP, cuyo electorado persigue para las generales dado que el partido antisistema no se presenta a "comicios españoles" y se prepara para la eventualidad de que Mas se resigne a perder la presidencia.

El "problema", Artur Mas, prepara entre tanto un discurso apocalíptico para la sesión de investidura de este lunes. Tras la aprobación solemne del "inicio del proceso constituyente del estado catalán independiente en forma de república", Mas reprochará a la CUP que el "mandato" asumido esa misma mañana es imposible de llevar a cabo con un gobierno en funciones y que en esas condiciones es imposible desobedecer los fallos del Constitucional y aplicar el "principio de efectividad" frente a la legalidad aún vigente. Mas recordará a la CUP que a pesar de ir en el número cuatro de la lista es el candidato del partido mayoritario y que si persisten en su negativa, se cierne sobre Cataluña un escenario que podría suponer el fin del "proceso" y la reducción de la base separatista a un mínimo del treinta por ciento del electorado.

"Tontos útiles del Estado"

Mas amenazará también con la convocatoria de nuevas elecciones, un plan alternativo que incomoda tanto a CDC como a la CUP y del que sacaría amplia tajada ERC. El president y candidato también echará en cara a los antisistema que actúen como "tontos útiles" del Estado al estar a un paso de conseguir lo que no han podido "los instrumentos del Estado", que es retirarle de la presidencia. Victimismo, la idea de que lo ha sacrificado todo y que incluso corre riesgo de cárcel marcarán el tono emotivo del discurso de investidura.

Salvo que se produzca el "milagro" que Joan Rigol, -exsacerdote, expresidente del Parlamento catalán, ex de Unió y ahora en las filas del separatismo como presidente del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir (donde figura hasta el Barça)-, pedía este domingo a la CUP en Catalunya Ràdio, la emisora oficial de la Generalidad, ni el martes ni el jueves en segunda vuelta resultará reelegido Mas.

Entre tanto, el Tribunal Constitucional deberá decidir sobre el previsto recurso que el Gobierno de Rajoy presentará el martes.

Dos meses de negociaciones

Es casi una consigna entre los dirigentes separatistas que si Rajoy fue incapaz de aplicar el artículo 155 de la Constitución tampoco ahora adoptará medidas ejecutivas contra la llamada a la desobediencia del parlamento regional. Eso, alegan, abre una pausa para una larga negociación con la CUP, dos meses hasta el 9 de enero, fecha tope para investir president. Lo determinante es que a esas alturas ya se sabrá el resultado de las generales y quién tiene más peso en Junts pel Sí, si la nueva Convergencia que ahora se llama Democràcia i Llibertat o ERC, puesto que ha sido imposible que llegasen a un acuerdo para concurrir juntos otra vez. Los republicanos creen que superarán en votos a los "nuevos" convergentes y que eso "inhabilitará" a Mas. En este contexto, cobra fuerza la convocatoria para marzo de nuevas elecciones en Cataluña, una cita en la que CDC y ERC no repetirán tampoco la fórmula Junts pels Sí.

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