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Los vaivenes de las encuestas que han beneficiado a Podemos y perjudicado a Ciudadanos

¿Han tenido algún efecto la miriada de encuestas publicadas en los últimos meses? En caso afirmativo, ¿ha sido éste casual o intencionado?

Probablemente en ninguna campaña electoral las encuestas han tenido tanto interés, seguramente nunca ha habido tantas ni han sido tan seguidas y leídas y la sensación de muchos es que nunca han marcado tanto el tono de la campaña como en estas elecciones.

La novedad de que haya cuatro partidos repartiéndose el 80% de los votos que venía siendo sólo para PSOE y PP, y la incertidumbre respecto al resultado final –lo único en lo que prácticamente todos los sondeos han coincidido es en colocar por delante al PP- y sobre los pactos posibles tras el 20D han hecho que los pronósticos electorales hayan sido uno de los platos fuertes de la información política en las últimas semanas.

Pero, además de informar, las encuestas no dejan de conformar la opinión, al menos en parte, ya que en virtud de las expectativas los votantes pueden decidirse por unas u otras formaciones. Y esto puede ser decisivo ante unas elecciones en las que –otro dato en el que sí coinciden todos los sondeos- el número de indecisos es muy alto.

Podemos, ¿una remontada cocinada?

Un buen ejemplo de esto podría haber sido el fenómeno de la recuperación de Podemos: la famosa "remontada" empezó a mediados de noviembre, cuando empezaron a reflejarse en los sondeos los acuerdos que los de Pablo Iglesias habían hecho públicos con partidos como Compromís –hecho público el día seis- y las mareas gallegas –el nueve-.

Algunos sondeos han valorado en un 5% la intención de voto que estos partidos aportan a Podemos, lo que explicaría por completo la subida de la formación en las encuestas de Metroscopia para El País desde octubre, por ejemplo, ya que ha pasado desde el 14,1% hasta un 19,1%. En los sondeos de GAD3 para ABC vemos un fenómeno similar: entre el 13 de noviembre y el 11 de diciembre Podemos pasa de un 13,7% a un 17,6%, prácticamente cuatro puntos.

En las encuestas de NC Report en La Razón se presenta por separado los resultados de Podemos que, de hecho, habrían bajado desde finales del pasado mes de octubre: de un 11,4 a un 10,8 que se convierte en un 15,3% con la suma de las alianzas en Galicia, Cataluña y Valencia, es decir, cuatro puntos y medio más.

Por último, en las de Sigma Dos que publica El Mundo la remontada de Podemos se cifra en un margen aún menor: los 2,7 puntos que van del 15,7% del 20 de noviembre al 18,4% del pasado lunes.

Sin embargo, en muy pocos análisis se ha aclarado qué parte de ese nuevo voto a Podemos era realmente captación de nuevo electorado, efecto de la campaña, y qué parte llegaba a través de votantes que ya habían decidido el voto por otras formaciones. El efecto, probablemente buscado, del anuncio de los pactos a poco más de un mes de las elecciones ha sido que los de Pablo Iglesias han transitado las últimas semanas como el partido al alza, es posible que reforzando esa tendencia que los sociólogos conocen como el efecto Bandwagon: la capacidad de arrastre que tienen los partidos que se perciben como ganadores, en este caso en un sector del electorado que al mismo tiempo percibe que el PSOE no es una alternativa para derrotar a la derecha.

El 'Bandwagon interruptus' de Ciudadanos

Ciudadanos, por su parte, podría estar viéndose afectado por el proceso contrario: la fase inicial de la precampaña vino marcada por su fuerte subida que empezó a constatarse sociológicamente en una encuesta publicada por El País que ya causó conmoción incluso antes de aparecer, con filtraciones que lo colocaban incluso por delante del PSOE. Aunque no tan radical, la subida fue luego espectacular y era la primera ocasión en la que se reflejaba el impulso que el partido de Rivera recibía después de las generales.

Otras encuestas han reconocido posteriormente ese efecto, como hizo el propio CIS con el desfase de un mes que suelen tener los sondeos del instituto público. Su pronóstico se publicaba a principios de diciembre y preveía que los de Rivera alcanzaban el 19% de intención de voto.

Ciudadanos se convertía en ese momento en la gran amenaza para el PSOE, al que ha llegado a superar en algunos sondeos, e incluso según algunos en el único riesgo para el PP. Sin embargo, los medios más afines a los populares nunca llegaron a otorgar a Ciudadanos tantas posibilidades: mientras Metroscopia y El País situaban a los de Rivera a finales de noviembre en el 22,6%, un porcentaje similar al que les otorgaba Sigma Dos en El Mundo -un 21,4%- GAD3 rebajaba esas expectativas al 17,4% en ABC, idéntico porcentaje al que otorgaba NC Report en La Razón.

Curiosamente, en los últimos días los que eran más optimistas rebajan mucho las expectativas de Ciudadanos: Metroscopia les hace perder cuatro puntos en una semana, curiosamente justo después de que El País se decidiese editorialmente por Pedro Sánchez; y en Sigma Dos la caída es de casi dos puntos, hasta un 19,6%. Mientras, los que no apostaron tanto por los de Rivera pronosticaban ligeras subidas, de dos décimas en el caso de Gad3 y algo más de medio punto en el de NC Report.

Así, vemos que mientras según algunos sondeos el voto naranja se ha mantenido como mínimo estable, otros contribuyen a generar una imagen bastante extendida de cuesta abajo. El efecto Bandwagon de Ciudadanos se ha acabado disipando amargamente.

PP y PSOE

Los populares, por su parte, parecen más cerca cada día del triunfo electoral, y las últimas cifras han contagiado de cierto optimismo al PP. Pero, ¿realmente hay motivos para ello o estamos de nuevo ante un efecto de las encuestas? Los sondeos de NC Report son los más favorables al PP y el último de ellos otorga a Rajoy un 29,9% de intención de voto, es más que en la anterior oleada de finales de noviembre, pero un punto y medio menos que en la encuesta de mediados de octubre y casi cuatro si tenemos en cuenta la de principios de ese mes.

Por otro lado, la subida de Podemos podría reforzar las opciones del PP como voto refugio o institucional, lo que se ha dado en llamar "voto del miedo" que parece haber estado en el centro de la estrategia de los de Génova desde las europeas del año pasado.

El PSOE ha sido probablemente el partido más estable en cuanto a intención de voto en las encuestas y sus vaivenes no han dependido tanto de ellos como de las subidas y bajadas de los demás y de cómo esto afectase a su segunda posición.

Así, la mayor parte de las empresas demoscópicas han descrito una línea ligeramente descendente hasta colocar a los de Pedro Sánchez en el entorno del 20%, con la excepción más llamativa de Metroscopia, que ha llevado a los socialistas arriba y abajo con picos cercanos al 25% y el punto más bajo en un 21% que han tocado en dos ocasiones.

Quizá el PSOE, apaleado en los debates y apaleado por sondeos que, en conjunto, le dan el peor resultado de su historia, sea un buen aspirante a la segunda gran reacción que los sociólogos describen como resultado de las encuestas: el llamado efecto Underdog, la empatía que puede despertar un partido al borde de la catástrofe, que sólo en esa situación es capaz de movilizar a un electorado abstencionista o que valoraba la "traición" con otras siglas. ¿Están buscando eso los que colocan a los socialistas como terceros o incluso como cuartos?

"Hay una clara intencionalidad"

Precisamente, en conversación con Libertad Digital algunos expertos sociólogos que también han estado realizando sondeos durante la campaña se muestran muy críticos con el trabajo de algunas empresas, especialmente Metroscopia, que ha sido la que ha mostrado cifras más lejanas a la media: "Es imposible que les dé eso, están manipulando" decía uno de ellos; "Hay una clara intencionalidad" explicaba otro, señalando ambos cómo "casualmente" la última encuesta publicada volvía a cifras más cercanas a la media de los restantes sondeos.

¿Han sido casuales todos estos vaivenes? ¿Ha habido intencionalidad política en algunas de las encuestas de esta campaña, tal y como denuncian los expertos? Es imposible probarlo, pero cuando las cifras no tienen lógica... lo que queda es la duda.

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