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Rajoy renuncia a la investidura pero mantiene su candidatura en la nueva ronda de contactos

Por falta de apoyos, declina de momento formar Gobierno, pero no tira la toalla. "No renuncio a nada", zanja, con Cospedal y Santamaría a su lado.

Mariano Rajoy sí tenía un plan B. Puntual, a las cinco de la tarde, acudió a su despacho con Felipe VI, que le propuso que fuera el primero en someterse al debate de investidura. El presidente en funciones le agradeció "el gesto y la deferencia", pero se negó aduciendo que Pedro Sánchez tiene hoy más apoyos parlamentarios que él. Estuvieron alrededor de hora y media reunidos en Zarzuela. Al término, se informó de que el monarca abrirá la próxima semana una nueva ronda de consultas para desatascar la situación.

El presidente en funciones da un paso al lado, pero no tira la toalla. Tras dejar que el equipo del Rey diera la noticia, compareció en rueda de prensa en Moncloa para proclamar que seguirá trabajando en busca de una mayoría suficiente pese a la rotunda negativa de Sánchez. En un calculadísimo gesto, se hizo acompañar de Soraya Sáenz de Santamaría, la vicepresidenta, y María Dolores de Cospedal, la secretaria general del PP. El mensaje que se quiso transmitir es que, pese a las especulaciones, el Ejecutivo y el partido le respaldan en su decisión de resistir hasta las últimas consecuencias.

Según las fuentes consultadas, Rajoy llevaba días sopesando esta maniobra ante su incapacidad de lograr respaldo alguno, pero en paralelo seguía preparando su discurso de investidura y sus portavoces insistían en que sería el primero en ir al Congreso, toda vez fue el vencedor de los comicios. En este sentido, la comparecencia de Pablo Iglesias de este mismo viernes, planteando un acuerdo a Sánchez, fue clave para decantarse, según sus propias palabras. "Lo conocido esta mañana afecta a mi decisión", dijo en rueda de prensa pasadas las ocho de la tarde. "No solo no tengo apoyos, sino que tengo una mayoría en contra", ofreció como resumen.

La oferta de Iglesias al PSOE fue clave, pero el PP llevaba días sugiriendo un plan B en un contexto de enorme nerviosismo y pesimismo. De hecho, en conversación informal, Rajoy matizó sus declaraciones de sólo 24 horas antes, cuando aseguró que "evidentemente" presentaría al Rey su candidatura. "No dije cuándo", apostilló, dando a entender que lo tenía en mente. Mientras, los suyos intentaban por fin ganar impulso político hablando de "jugada maestra", en tanto en cuanto gana tiempo y presiona aún más a Sánchez.

"No renuncio a nada"

Rajoy rechaza ir el primero y quemarse pero no tira la toalla. "No renuncio a nada", aseguró. Los periodistas le preguntaron hasta dos veces si se apartará llegado el caso. "Mantengo mi candidatura", repitió varias veces. Lo argumentó: "Es muy importante respetar la voluntad de la gente y los españoles han votado al PP y a un candidato. La democracia hay que respetarla y a los votantes también, hay que hacer un esfuerzo de pedagogía", enfatizó. A diferencia de otras ocasiones, la imagen que transmitió Rajoy no fue de zozobra. "Tiene a todo el PP detrás", según su entorno, restando importancia al órdago de Esperanza Aguirre. "Está fuerte", repitieron los suyos en Moncloa, mientras Santamaría defendía su temple en momentos de gran tensión.

Ahora, la pelota vuelve a estar en el tejado de Sánchez, según el Ejecutivo. "Tendrá que elegir". Y, en su comparecencia, Rajoy no dudó en ponérselo difícil: "El Gobierno que propone no es moderado ni centrado, hay que intentar hacer gobiernos que no sean sólo números", destacó. Y planteó una vez más la salida de la gran coalición.

"No voy a entrar a valorar las sonrisas del destino", se despidió Rajoy, en relación a la negociación entre Sánchez e Iglesias. Avisó, eso sí, de que necesitarán más apoyos, incluido el de formaciones secesionistas. Frente a ello, su gran coalición, la única que genera estabilidad y confianza, según se encargó de remachar. "Los líderes políticos tienen que estar a la altura".

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