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Así funciona la inmersión lingüística: amenazas, escraches, insultos y señalamiento de los niños

El testimonio de una madre ante el Parlamento Europeo denuncia las prácticas de la Generalidad, los profesores y las asociaciones de padres

El pecado de Ana Moreno fue pedir que a sus hijos se les enseñara también en español. A partir de ahí, la familia sufrió el acoso de los medios nacionalistas, del departamento de Enseñanza de la Generalidad y de la AMPA del colegio Gaspar de Portolà, en la localidad leridana de Balaguer.

Un periodista del medio separatista Nació Digital publicó que una familia del pueblo había cometido la osadía de cuestionar el modelo de inmersión lingüística y solicitar enseñanza en castellano para sus dos hijos, de muy corta edad. Se dio publicidad a los nombres de los padres y de los niños y a partir de ahí se inició una campaña de acoso y derribo con escraches incluidos.

El comercio que regentaban los padres, un establecimiento con restaurante para celebrar fiestas infantiles, fue señalado, lo que supuso su cierre al cabo de unos meses. Y los chiquillos, un niño y una niña, marcados por el resto de los padres, alguno de los cuales llegó a recomendar a sus hijos que no se relacionaran con ellos ni jugaran juntos en el patio.

En paralelo, CiU, ERC y la CUP, junto a los profesores del centro y la AMPA organizaron una manifestación a las puertas del colegio con el argumento de que una familia pretendía erradicar el catalán de la escuela y que por culpa de su petición se tendría que introducir el español en al menos una asignatura.

Petición avalada por el TSJC

Los padres recibieron toda clase de insultos en las redes sociales y en los comentarios del medio que dio la "exclusiva". El departamento de enseñanza de la Generalidad también se sumó a la presión y conminó a los padres a que retiraran su petición "por el bien de sus hijos".

La reclamación de los padres estaba avalada por una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que no ha llegado a cumplirse y en la que se les reconocía el derecho a una escolarización de al menos el 25% en español.

Más casos

Ante la situación, los padres decidieron cambiar a sus hijos de colegio. Los han enviado a estudiar a Lérida, a un centro concertado a treinta kilómetros de su domicilio, pero en el que además del catalán, también se enseña el español. Su historia, como la de otros padres de Mataró que sufrieron la misma situación en el centro Escoles Pies Santa Anna, ha sido silenciada en Cataluña hasta el punto de que ningún medio ha informado de los testimonios de estas familias ante la Comisión de Peticiones en el Parlamento Europeo.

A instancias de la Asamblea por una Escuela Bilingüe, entidad de la que Ana Losada es portavoz, las familias fueron atendidas en el Parlamento Europeo, donde pudieron dar cuenta de los insultos, de las amenazas, de la presión de la Generalidad y del incumplimiento de las sentencias que avalaban sus reclamaciones. El testimonio de Ana Moreno ante los europarlamentarios el pasado 18 de marzo puede verse en Youtube y es todo un alegato en contra de la imposición totalitaria de la inmersión lingüística.

Además de Moreno, Agustín Fernández, el padre de los niños de Mataró, y la propia Ana Losada, que no ha conseguido que reconozcan el derecho de su hija, escolarizada en L'Hospitalet, a que se le enseñe el español a pesar de contar también con un auto del TSJC, explicaron su situación ante los diputados europeos gracias a una iniciativa de Enrique Calvet, ex de UPyD e integrado en el Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa.

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