Ni en esto se ponen de acuerdo los partidos independentistas catalanes en el Congreso. En este momento sus posiciones están bastante alejadas. La más contundente es la de ERC que ve poco fructífero el documento presentado por Compromís porque en sus tres páginas no se define la fórmula en la que Cataluña podría decidir sobre su futuro. Sobre el texto leemos que se propone "abordar la crisis territorial del Estado desde una perspectiva democrática" pero nada del referéndum. Esta palabra no aparece y para el grupo de Joan Tardá en el Congreso es condición sine qua non si Pedro Sánchez quiere la abstención. "Un referéndum a la escocesa y en un año" éste es el plazo según ha insistido en su perfil de Twitter el propio Tardá.
La postura de la nueva Convergencia, sin embargo, es un tanto más prudente porque lo que nos cuentan fuentes del partido a esRadio es que ahora mismo la condición indispensable para favorecer un gobierno de izquierdas es que Ciudadanos salga del pacto. Que Albert Rivera rompa con Pedro Sánchez. En ese hipotético escenario, Democracia y Libertad sí se sentaría en la misma mesa que el líder socialista y ya no se atreven a fijar como línea roja a corto plazo el referéndum. "Es condición indispensable" nos recuerdan pero ya no son tan tajantes a la hora de fijar plazos, como desde el partido de Oriol Junqueras.
Por lo tanto, se abre ahora la posibilidad de un nuevo escenario en el que ante una hipotética marcha de Albert Rivera los convergentes pondrían sus 8 escaños a disposición del líder socialista pudiendo abrir la puerta a nuevos encajes para el referéndum sin necesidad de plantearlo a corto plazo y como una consulta sobre la independencia sólo para Cataluña. Cabría aquí por ejemplo la propuesta presentada por el líder de En Comú Podem, Xavi Domènech al PSC recurriendo al artículo 92 de la Constitución que contempla que "las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos".