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Sánchez pide confianza para el 26-J pero Susana Díaz fija su Rubicón en los 90 escaños

El líder del PSOE pide unidad y no "enredarse" en el debate de las listas con Madina; la baronesa se anticipa a una posible derrota el 26-J.

El líder del PSOE pide unidad y no "enredarse" en el debate de las listas con Madina; la baronesa se anticipa a una posible derrota el 26-J.

Hay cosas que no cambian. Ni cambiarán hasta que la reválida que el 26 de junio supone para el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, certifique la defunción definitiva del aspirante a la Moncloa o sus posibilidades de presidir el Gobierno de España. Es la baza a la que siempre jugó todas sus cartas Sánchez pero este sábado Susana Díaz ha puesto números a su Rubicón: ganar las elecciones.

"Yo quiero que el PSOE gane, sólo contemplo que gane. Y nuestra experiencia en estos cuatro meses nos dice que, pese a nuestra voluntad y la generosidad del PSOE, un partido con 90 escaños es imposible que forme Gobierno, por lo que hay que ganar".

La mujer con más poder del PSOE elevaba así las exigencias a un secretario general con quien empezó su particular cruzada a pocos meses de que Sánchez se aupara como secretario general del PSOE gracias al apoyo de la baronesa socialista cuyo empeño de entonces era evitar la victoria de Eduardo Madina. Paradojas de la vida, hoy es Díaz quien abre el debate para provocar un ascenso de Madina en la lista por Madrid. Aliados circunstanciales de una guerra soterrada que sólo pretende dinamitar una vez más a la dirección federal del PSOE.

Un debate que estaba en boca de todos los presentes hoy en el cuartel general socialista. Nadie pronunció su nombre en el interior de la Sala Ramón Rubial de Ferraz, pero sí a las puertas de la sede donde las críticas abiertas de los barones díscolos se quedan en la calle y ante los micrófonos de la prensa. "Tengo la mejor opinión de Madina. Si lo que queremos es ganar al PP hay que contar con los mejores. Y creo que de las mejores cabezas que conozco es Madina", dijo el barón manchego, Emiliano García Page, para quien "Madina ayuda a ganar las elecciones y cuanto mejor vaya, para todos muy bien".

Siguiendo también el guión dictado por la baronesa Díaz, quien en los últimos días había pedido garantizar la presencia de Madina en el Congreso con un puesto de salida porque es una persona "muy querida", los díscolos se sumaron a las buenas palabras pero evitando el conflicto y la polémica. "Bastante tengo yo con administrar mi federación", dijo el aragonés, Javier Lambán, tras alabar la figura del dirigente vizcaíno: "Valoro mucho a Madina, creo que es un gran activo del PSOE, pero tiene que ser él quien determine su futuro político".

Salvo el 'ex' Tomás Gómez, para quien la colocación de Madina en el puesto quinto y no el séptimo de la lista "se debe considerar y se debería hacer", todos los demás replegaron velas. Ninguno de los secretarios generales quiso tomar la palabra en la reunión del comité. Ni se mojaron ni se pronunciaron en una estrategia que consistió en huir del conflicto sin escatimar en palabras bonitas para el ex contrincante de Sánchez en las primarias ante los medios de comunicación.

Hasta la mismísima Susana Díaz reculó en sus afirmaciones iniciales negando cualquier especulación sobre una inclusión de Madina en las listas andaluzas y minimizando sus palabras previas hasta la afirmación de que sería "bueno" que el exdiputado socialista formase parte del grupo parlamentario en el Congreso, pero rechazando meterse en "el orden y el número" que éste deberá ocupar en las listas por Madrid.

Desánimo y confianza

Se trata de una polémica banal que sólo esconde el último intento de los críticos por deslegitimar la actuación de una dirección federal del PSOE en la que pocos confían para conducir a buen puerto al mermado buque socialista. Por ello, el propio Sánchez se lanzó este jueves a cortar de raíz la ofensiva poniendo como ejemplo al líder de Podemos. Según desvelan fuentes socialistas a Libertad Digital, Sánchez destacó que "nosotros no somos como Pablo Iglesias" a quien "sólo le preocupan los sillones". Y añadió: "Si llevamos cuatro meses denunciando que Podemos sólo se preocupa por los sillones, no podemos ahora enredarnos en quién ocupa qué puesto de la lista".

No hubo una mención expresa hacia Madina pero sí a otros miembros del PSOE con quien pretendía evidenciar la injusticia del debate iniciado por Díaz. "Quiero pedir un aplauso para José Enrique Serrano", dijo el líder del PSOE destacando "la importancia y el papel" de su principal negociador que, no obstante, "ocupa el puesto número nueve en la lista por Madrid". Es decir, por detrás de Madina.

El Rubicón de Susana

Apenas dos horas duró el Comité Federal en el que se solicitaron tan sólo seis peticiones de palabra y en el que se pulsó el desánimo y la ausencia de tensión electoral de los miembros del máximo órgano socialista entre Congresos. "Estamos tirando de guión pero no hay pulso electoral. Estamos hastiados. Imagínate la gente...", decían dirigentes territoriales que huelen ya la futura derrota. Es el caso de Susana Díaz.

Fuentes cercanas a la presidenta andaluza explicaban a LD que el escenario para el PSOE el 26 de junio será "más difícil" que el del 20 de diciembre por el "teatrillo y postureo" al que han sometido a los ciudadanos "hasta el último minuto" de estos cuatro meses. Una reflexión que hacía Díaz incluso en público este sábado incluyendo también al PSOE y en la línea con los expresado por el extremeño, Guillermo Fernández Vara, quien cree que los ciudadanos podrían castigar "el engaño de haber sido sometidos a una ficción".

El entorno de Díaz no habla de futuros resultados, pero sí augura que no serán buenos comparativamente con la coalición Podemos IU. Si bien no temen el sorpasso en la izquierda, estiman un acercamiento peligroso que mermará las posibilidades de ascenso potencial socialista. En el flanco derecho, el pacto con Ciudadanos que Díaz cree "nos va a quitar una parte del centro-izquierda". A todo ello hay que sumar la abstención, que los socialistas andaluces prevén altísima en un fin de semana de puente de San Juan, semifinales de la Eurocopa e inicio de las vacaciones escolares.

Malas perspectivas que se arrojaban a las puertas de Ferraz tan sólo unos minutos después de que Pedro Sánchez pidiera exactamente lo contrario: confianza. "Os pido confianza en vuestro secretario general", dijo en su intervención en abierto. Llamamiento a la unidad y, sobre todo, a enterrar el hacha de guerra hasta después de las elecciones generales para las que "estamos en mejores condiciones que el 20 de diciembre. Ésta vez sí, ahora sí, vamos a ganar al PP".

Es el único que lo piensa. O al menos, el único que se atreve a verbalizarlo. Porque el escenario que se dibuja más probable pasa por Susana Díaz que va viendo cómo le cuadran sus planes. Vislumbra unos comicios que cree que darán la puntilla a Pedro Sánchez y, a partir del 27 de junio, los cuchillos estarán en alto. Porque esta vez la federación más potente de España no dará margen en la noche electoral. Si Pedro Sánchez no gana las elecciones, Susana Díaz cruzará el Rubicón.

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