Los problemas crecen entre los partidarios e impulsores del proceso separatista. El pacto entre ERC y la ya extinta Convergencia está sometido a múltiples tiranteces y discrepancias, tanto en el ejecutivo autonómico como en el grupo parlamentario. Y ahora se abre un nuevo frente: los militantes de la CUP no quieren seguir actuando como muletas de un gobierno del que aseguran que incumple el acuerdo de desobedecer a los tribunales.
Así lo han hecho saber a través de una enmienda a su programa político aprobada por 251 votos a favor y 184 en contra en la asamblea nacional que la formación antisistema ha celebrado este domingo en Esparraguera (Barcelona). En el texto se afirma que la CUP "debe tener las manos libres para hacer oposición al Govern" y se advierte que los presupuestos que prepara Oriol Junqueras, líder de ERC y vicepresidente económico, deben reflejar la "desobediencia" y la recuperación para gasto social de los recortes de los últimos años.
Además, para los militantes de la CUP, la "hoja de ruta" de Junts pel Sí ya no tiene sentido, por lo que abogan por impulsar un referéndum unilateral a celebrar como muy tarde en enero del próximo año.
La dirección cupera, a través de su portavoz Xevi Generó, ha advertido que "habrá que ver cómo se aplica la enmienda", pero reconoce que Junts pel Sí no está dando pasos en la línea de la desconexión.
Dadas las circunstancias adversas, crece el temor en lo que queda de CDC a un anticipo de las elecciones autonómicas si la CUP bloquea la aprobación de los presupuestos. Junqueras hace guiños a los antisistema, como subir el IRPF a las rentas más altas -algo a lo que se oponen el president Puigdemont y Mas-, pero no parece suficiente para arrancar un voto positivo de los diez diputados cuperos.