Al contrario de lo que va a ocurrir en las elecciones del próximo 26 de junio, el debate electoral celebrado anoche en Antena 3 entre las representantes femeninas de los cuatro principales partidos tuvo una clara vencedora por mayoría absoluta: Inés Arrimadas.
La de Ciudadanos partía con la ventaja de que no tenía nada que perder, puesto que ella no se presenta a estas elecciones. Así pues, si le salía bien la cosa ganaba ella y si la pifiaba el problema era para Albert Rivera. Sin embargo, Andrea Levy estaba en la misma situación y tuvo una actuación más que lamentable, por lo que no debe atribuirse a esta circunstancia el éxito de Arrimadas. En realidad hay otras razones por las que la representante de Ciudadanos ganó de calle el debate moderado por el gran Vicente Vallés. A saber:
1.- La experiencia en Mordor. Arrimadas estuvo muy por encima de sus tres rivales en el plano dialéctico. Fue clara al fijar un espacio propio entre los delirios podemitas y la falta de ambición del PP, contundente cuando se tocaron temas graves como el separatismo en Cataluña o el Chavismo en Venezuela y muy didáctica cuando se trataba de explicar asuntos complejos como la política laboral. Después de estar a diario en el parlamento regional de Cataluña, combatiendo el separatismo y soportando las embestidas de los orcos de la CUP, lo de anoche para Arrimadas fue una excursión de ursulinas, a pesar de que alguna de ellas saliera un poco respondona.
2.- La minifalda de la Bescansa. A Carolina Bescansa la hemos visto ejercer de madre en el parlamento español y haciendo gala siempre de un atuendo caracterizado por su sobriedad. Anoche, sin embargo, la número dos de la socialdemocracia nórdica pasada por Caracas apareció con tacones de aguja y una falda cuya (escasa) longitud cuestiona muy seriamente la sinceridad de su compromiso en la lucha contra la dictadura del heteropatriarcado. Bescansa parecía una candidata dispuesta a utilizar sus irresistibles encantos para vencer entre el público masculino y eso es algo que suscita un rechazo espontáneo en los que no queremos que se utilice la belleza física para ganar en el terreno político. Arrimadas iba disfrazada de portero de El Corte Inglés. Otro punto para ella.
3.- Los patinazos de Margarita. La candidata Robles no ha sido nunca una oradora brillante y anoche lo volvió a demostrar con creces. La representante socialista parecía la tía soltera de las otras tres jovenzuelas, no sólo por la evidente diferencia de edad, sino porque sus argumentos eran romos, repetitivos y fuera de lugar. Para colmo cometió varios patinazos, como cuando afirmó que el PSOE nunca había ayudado a los jueces en temas de corrupción, un lapsus freudiano que va a hacer furor en esta campaña electoral.
4.- El chavismo es tóxico. Arrimadas estuvo brillante cuando tocó hablar de Venezuela. El chorreo que le propinó a una vacilante Carolina Bescansa fue de aúpa, hasta el punto de que la socialdemócrata nórdica decidió cerrar la boca, consciente de que cualquier cosa que dijera sobre sus vínculos y los de sus amiguetes con la dictadura chavista no iba a hacer más que empeorar la situación.
5.- Levy, fatal. Andrea Levy fue la gran decepción de la noche. En principio era la única que le podía hacer sombra a Arrimadas puesto que la batalla de su partido es con C’s, igual que el PSOE tiene que combatir en primer lugar a los socialdemócratas nórdicos de la Podemiú. Salvo que lo de anoche fuera una excepción incomprensible, está claro que esta joven promesa del PP es una promesa incumplida y su lugar está, definitivamente, en un buen despacho de la calle Génova. Desde luego no en un debate electoral. El contraste con Inés Arrimadas fue tan acusado que muchos creímos que le diría a Vicente Vallés en cualquier momento: "Le paso mi turno a Inés, que lo va a explicar mucho mejor que yo".
Arrimadas estuvo muy bien y las otras dos bastante mal. Andrea Levy no cuenta porque, a la vista de lo que hizo anoche, está claro que ella juega en otra división.