Pablo Iglesias reconoce en una entrevista en El País que "Podemos tiene rasgos peronistas". Con una explicación que trata de ser sesuda, el candidato del partido morado se remite a "la lectura que hace Gramsci del Mezzogiorno italiano" que según él "enseña Ernesto Laclau, padre intelectual de Errejón, a entender Argentina".
Una peculiar forma de entender Argentina, un país devastado por una ideología postfascista como el peronismo que ha marcado las últimas décadas de un país que antes de su ascenso era de los más ricos del mundo y ahora se acerca peligrosamente a un estado fallido.
Sin embargo, Iglesias se esfuerza en separarse del chavismo, aunque no le queda más remedio que reconocer que "fue ilusionante al principio", un principio que ha debido durar casi veinte años si recordamos las cosas que decían no hace tanto los de Podemos de Chávez y su régimen.
Pero ahora esa vinculación no es políticamente rentable e Iglesias prefiere englobar a su partido en otro bando: "Formamos parte de esa sensación de decepción que hay respecto al desencanto del chavismo" dice sin dejar nada claro de verdad, aunque sí es más directo al reconocer que "el gobierno venezolano ha cometido muchos errores".