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Rajoy no se ve un "obstáculo" y presiona con unas terceras elecciones

Génova avisa de que Podemos "sigue subiendo", y bailan escaños clave. En Málaga, Rajoy saca músculo político y reúne a 4.000 simpatizantes.

Mariano Rajoy no se considera ningún "obstáculo", dice que sabe lo que "hay que hacer" y que se encuentra "a mitad de la tarea". En síntesis, una vez más, reiteró que no piensa apartarse tras las elecciones del próximo domingo. Más al contrario, redobló la presión para que sus adversarios cedan y acepten sus exigencias. En el mejor de los casos, que PSOE y Ciudadanos se sumen a una gran coalición presidida por él, por ser el más votado. Si se niegan, que se abstengan y le permitan gobernar en minoría. Y, por primera vez públicamente, metió miedo con la posibilidad de unas terceras elecciones en diciembre.

"Algo tendrán que hacer, no querrán llevarnos a otras elecciones", avisó este lunes en una entrevista en TVE. Antes, en una charla informal con periodistas, consideró que otros comicios supondrían un ridículo mundial para España. Y, con y sin micrófonos, precisó que la única salida pasa porque PSOE y Ciudadanos rectifiquen y acaben con los vetos. "Me encuentro con ganas, con ilusión y con fuerza", se reafirmó, dejando claro que peleará por seguir al frente del Gobierno. "A estas alturas de mi vida política, no me voy a alterar por lo que diga de mí el señor Rivera" , llegó a decir Rajoy el pasado fin de semana, a propósito del no del líder naranja.

Para llegar con fuerzas a esa dura negociación, Rajoy no paró de pedir "la concentración" del voto moderado en el Partido Popular. "La unión hace la fuerza y los moderados tenemos que ir juntos", destacó en Ciudad Real, donde se dirigió directamente al 12% que votó a Ciudadanos en diciembre para sugerirles que reconsideren su decisión. "Si todos los votantes vamos juntos ganaremos al extremismo y si vamos por separado se beneficiará el extremismo", repitió sin parar durante toda la jornada de campaña.

Baile de escaños

En Castilla-La Mancha, por ejemplo, la cautela supera al optimismo. Según fuentes del equipo de María Dolores de Cospedal, la previsión es superar el 40% de los votos -10 punto más que la media nacional-, pero pese a ello bailan algunos escaños por el auge de Unidos Podemos. En Ciudad Real, se juegan mantener el tercer escaño "por un puñado de votos". Guadalajara es otra de las grandes batallas -se lucha por el segundo representante- y en Toledo dan casi por seguro el tercero. "El problema es que Podemos sube mucho mientras que a nosotros Ciudadanos nos sigue quitando el voto suficiente para hacernos daño", arguyeron al más alto nivel.

Mismo escenario se plantea en Málaga, segunda de las paradas de Rajoy, donde la formación pelea por el cuarto diputado. Y, allí, reiteró una vez más su mensaje. "La clave para ganar las elecciones a Podemos es que todo el voto moderado se una en torno al PP", afirmó durante una visita a la sede local. Después, sacó músculo político en pleno centro de la ciudad, reuniendo a 4.000 simpatizantes. "Hay que concentrar en el PP el voto de los que pensamos que España es una gran nación", machacó.

Rajoy mentó a los descontentos con su gestión en la pasada legislatura. Aquellos que, por una cosa o por otra, se quedaron en su casa en diciembre o se decantaron por otra formación política. Y les advirtió que el país está ante una encrucijada, con el modelo surgido de la Constitución de 1978 en riesgo. "Estamos ante unas elecciones de enorme calado: la unión hace la fuerza", sentenció. "Vamos a ganar muy bien las elecciones", intentó insuflar ánimos a sus bases.

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