Con el PP bajo control, Mariano Rajoy no tiene intención de moverse. Una vez más, los integrantes del Comité Ejecutivo le aplaudieron a su llegada y callaron en el turno de réplica. No se abordó ningún asunto incómodo y Alberto Núñez Feijóo compartió con él su mayoría absoluta en Galicia. "Estamos satisfechos y contentos" ya que el 25-S se hizo "una apuesta que necesita España y que es la estabilidad y la moderación", pudo proclamar en rueda de prensa sin ninguna contestación interna.
Encantados con los resultados, incluso con los cosechados en el País Vasco, en el PP centraron su atención en el Partido Socialista. Pedro Sánchez "se ha vuelto loco" y acabará "destruyendo el partido", se escuchó en uno de los corrillos del Comité. "Quiere morir matando", soltó como titular Cristina Cifuentes al tiempo que todos los portavoces del PP salieron a criticarle en tertulias de radio y televisión. A puerta cerrada, el propio Rajoy se encargó de dedicar largo rato en analizar los malos resultados del PSOE en Galicia y en el País Vasco. "Los peores de su historia", resumió ante los suyos.
Públicamente, aunque desglosó esos datos, trató de mantenerse al margen en cuanto al futuro político de Sánchez, con quien tiene una enemistad manifiesta. Se le preguntó directamente si España está abocada a nuevas elecciones con Sánchez al frente de Ferraz. "Hay unas reglas de juego y unas maneras de comportarse y yo no me las he saltado. Mi interlocutor es el señor Sánchez y no voy a zascandilear", se limitó a contestar. "No parece que llamarle en el día de hoy parezca lo más razonable", añadió con una media sonrisa.
Rechaza ahora la vía del PNV
A partir de ahora, Rajoy se mantendrá a la espera con la tranquilidad que le da que todo el PP le siga sin rechistar. No habrá ronda de contactos y tampoco ofrecerá nada nuevo a sus posibles interlocutores para desatascar la situación. Incluso dio a entender que no merece la pena buscar una alianza con el Partido Nacionalista Vasco, aunque consideró decisivo el futuro papel de Alfonso Alonso en el Parlamento de Vitoria, al que no dudó en respaldar pese a retroceder en un escaño.
Así las cosas, Rajoy se reafirmó en que sin el PSOE no hay solución posible, y volvió a ofrecer una gran coalición o llegar a acuerdos en las cuestiones de Estado. "No vamos a renunciar a formar Gobierno, es nuestra obligación. Vamos a seguir trabajando en el futuro", declaró ante los periodistas, aunque siempre tras el impasse de los socialistas. "No voy a entrar en las primarias o en si hay congreso", llegó a decir sobre la crisis en la formación rival, no sin advertir de que el gobierno alternativo propuesto por Sánchez es "posible con la aritmética, pero no con la razón y con el respeto a la voluntad de los españoles".
El candidato será Rajoy
Hecho el diagnóstico, los integrantes del órgano interno del PP salieron de la reunión convencidos de que habrá elecciones en diciembre. De hecho, sin micrófonos delante, Rajoy explicó la reforma que planteará el Grupo Popular para que se vote el 18 de diciembre y no el día de Navidad. Y, aún más, volvió a augurar un buen resultado para él, aunque "sería terrible" que hubiera otros comicios. "Visto lo visto, no tengo muy claro lo que pueda suceder", reconoció ya ante los periodistas.
Por supuesto, todo el PP dio por descontada su candidatura, sin congreso de por medio. Feijóo, ante los micrófonos de esRadio, y Cifuentes lo respaldaron públicamente por enésima vez. "El PP ha dado una lección de unidad, solidaridad y solidez", sacó pecho a puerta cerrada, encantado de que las aguas bajen tan tranquilas en su formación. Además, por si cupieran dudas, en varias ocasiones situó a Feijóo en Galicia y le auguró allí un futuro prometedor.