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Puigdemont supera la moción, pero queda prisionero de la CUP

Los antisistema lo apoyan en la moción de confianza, pero pueden precipitar un adelanto electoral si votan contra los presupuestos.

Los antisistema lo apoyan en la moción de confianza, pero pueden precipitar un adelanto electoral si votan contra los presupuestos.
Puigdemont y Anna Gabriel se saludan al final de la sesión | EFE

El pleno de la moción de confianza de Carles Puigdemont acabó en bronca por la intervención del portavoz de Junts pel Sí, Jordi Turull, que se dedicó a lanzar un mitin en el que exigió "humildad" a Ciudadanos tras los resultados del País Vasco y Galicia, negó que pedalearan en una bicicleta estática porque "en ese caso Margallo no hablaría de nosotros", censuró a los podemitas que supuestamente despreciaran las movilizaciones de los 11-S y acusó al PP y a Ciudadanos de "cargarse la democracia por cuestionar la inmersión lingüística".

En un tono áspero y crispado, Jordi Turull, miembro de Convergencia cuya candidatura fue descartada para ser el número dos del PDC, se empleó a fondo incluso contra la CUP, exigiendo a los antisistema que aprueben los presupuestos porque si no habrá que convocar elecciones. Para acabar, llegó a decir que el primer interesado en que Cataluña permanezca en la Unión Europea será el "estado español".

Su colérico discurso obligó incluso a la presidenta de la cámara, Carme Forcadell, a pedirle que terminase de una vez y a dar la palabra por alusiones a Inés Arrimadas y a Joan Coscubiela, representante de Catalunya Sí Que es Pot (CSQP), para censurar el tono de Turull y desmentir sus palabras.

Rovira abronca a Forcadell

La bronca fue monumental. Marta Rovira, republicana de Junts pel Sí, criticó a su correligionaria Forcadell por haber abierto ese turno y exigió que su grupo no pudiera ser replicado. Tras esa intervención, la presidenta de la cámara pretendió que se emprendiera la votación, pública, pero Puigdemont pidió cerrar el debate. Lo hizo en un tono similar al del enardecido Turull, acusando al Gobierno de España de todos los males de Cataluña.

Lo más irritante para los dos grupos separatistas fueron las comparaciones de Inés Arrimadas, que calificó el proceso de bicicleta estática y rueda para hamsters. También calificó el nuevo referéndum prometido por Puigdemont para la segunda quincena de septiembre del próximo año de "neverendum".

El socialista Miquel Iceta centró su intervención en reclamar la colaboración de los separatistas para echar a Rajoy e investir a Pedro Sánchez, así como para pedir que no vinculen la operación de desalojar al PP del Gobierno con el referéndum. También apostó por una reforma constitucional federal que reconozca aún más las "especificidades" catalanas.

Lluís Rabell, presidente del grupo de CSQP, se congratuló de que Puigdemont esté dispuesto a negociar el referéndum con el Estado, tal como reclaman los podemitas, aunque negó su voto favorable pese al leve cambio de tendencia del president.

El siguiente en intervenir fue el presidente del grupo popular, Xavier García Albiol, que calificó la nueva "hoja de ruta" de farsa y calificó al presidente autonómico de "director de un gran circo que ha puesto a Cataluña al servicio de la CUP". También dijo que "Puigdemont es de la CUP porque piensa, siente y actúa como la CUP".

Puigdemont, un cupero socio de Otegi

Con una foto en la mano de los incidentes al término del último 11-S, en los que se quemaron banderas de España, Francia y la Unión Europea, García Albiol remachó: "Estos son sus únicos aliados, los del mechero y la gasolina, además de Otegi". En un auténtico baile de cifras, Puigdemont le contestó que "el 39% de los catalanes está en contra explícitamente en contra de la independencia mientras que el 48% está a favor.

Tras Albiol llegó el turno de la diputada de la CUP Anna Gabriel, que divagó sobre todos los males del "sistema capitalista patriarcal", tras lo cual garantizó su apoyo a Puigdemont en la votación, pero advirtió de que eso no significa que vayan a dar su voto favorable a los presupuestos. De la decisión de la CUP vuelve a depender la legislatura catalana.

De esta forma, el vicepresidente de la Generalidad, responsable de Economía y líder de ERC, deberá ceder a las exigencias de los antisistema, salvo que pretenda anticipar unas elecciones autonómicas en las que convergentes y republicanos se presentarían por separado, dadas sus diferencias y recelos y como ya ha advertido por activa y por pasiva ERC.

Puigdemont, por tanto, ha superado la moción por 72 votos a favor y 63 en contra. Sin embargo, la legislatura promete emociones fuertes. La próxima semana se celebrará el debate de política general, para el que Puigdemont ha prometido que concretará más su hoja de ruta, pero sobre el que planearán los números autonómicos, verdadera prueba de fuego para el futuro de Cataluña. En caso de que la CUP vote en contra, el "referéndum o referéndum" de Puigdemont se quedaría en agua de borrajas. Como en el caso de su antecesor, Artur Mas, Puigdemont depende de los antisistema.

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