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Rajoy pide ayuda al PSOE y se compromete a cumplir lo pactado con Rivera

Promete un Gobierno “abierto al diálogo” y pide a la oposición, en especial al PSOE, que arrime el hombro en aras de la estabilidad.  

"Soy perfectamente consciente de que entramos en una nueva etapa política". Mariano Rajoy se presentó a su investidura con la mano tendida. "Sé que cualquier ley, cualquier reforma, cualquier proyecto que pueda venir a esta Cámara en el futuro, tendrá que ser fruto del acuerdo, la negociación, la cesión y el entendimiento", proclamó, y pidió ayuda al PSOE para una legislatura "tranquilizadora" de cuatro años. En este sentido, anunció la convocatoria del Pacto de Toledo antes de final de año, una reunión con los agentes sociales o una subcomisión parlamentaria para lograr un pacto educativo. Mientras, en los pasillos, el PP no paró de especular sobre su futuro gabinete.

Así, cuatro días antes de que concluya el plazo fijado por la ley para que las Cortes queden disueltas de forma automática y se convoquen de nuevo elecciones, Rajoy subió a la tribuna por segunda vez para solicitar la confianza del Congreso a su investidura. Y, seguro de que esta vez sí lo conseguirá, dedicó mucho menos tiempo a reivindicar su victoria electoral para intentar acercar posturas sin descanso. "El agotamiento de los días y de las oportunidades nos sitúa hoy en la disyuntiva de tener que elegir, exclusiva y definitivamente, entre ofrecer un gobierno a los españoles o pedirles que regresen a las urnas por tercera vez en poco más de 360 días", sentenció el candidato.

A partir de ahí, lo primero que quiso hacer fue poner en valor el acuerdo alcanzado con Ciudadanos. "Son compromisos de gobierno en algunos de los asuntos que más importan a los españoles y que estamos seguros redundarán, cuando se lleven a buen término, en beneficio de todos", dijo, reivindicando un pacto que ignoró en su primer discurso de investidura. "Soy consciente de la importancia esos acuerdos -continuó, también refiriéndose a Coalición Canaria, UPN, Foro y Partido Aragonés- y mi voluntad es mantenerlos y cumplirlos". "No tengan ustedes ninguna duda. Lo haré", se reafirmó.

Por supuesto, Rajoy aseguró que el empleo será la principal meta del futuro Ejecutivo. Fue entonces cuando se permitió sacar pecho y recordar que "hoy encuentran trabajo más de 1.400 personas al día" cuando en 2011 se destruían. "Hay que perseverar en la política económica", avisó, aunque a renglón seguido habló de una "solución compartida y estable" y puso el foco en el Pacto de Toledo y la sostenibilidad del sistema de pensiones. También abrirá el melón de la financiación autonómica, y se dirigió directamente al PSOE: "Negociemos un sistema de financiación territorial estable y suficiente", destacó. En otro momento, quiso recordar que los Presupuestos Generales del Estado "son la pieza clave de la política económica" de cualquier país y, en consecuencia, necesarios para que la legislatura dure.

Entre las tareas pendientes, además, el candidato del PP mentó la lacra de la corrupción -aunque enfatizando que él ya ha hecho mucho por limpiar la vida pública- e insistió en que el reto "más grave" que tiene el país en estos momentos es el desafío separatista. "Cumpliré con mi obligación -de cumplir la ley- y lo haré buscando en todo momento el entendimiento entre todos los grupos que comparten la defensa de los principios que recoge la Constitución", remató. No quiso referirse, eso sí, expresamente a una posible reforma de la Constitución.

Puestos encima de la mesa los grandes objetivos nacionales, Rajoy empezó con el bloque más político de su discurso. Y ya no abandonó en ningún momento los términos conciliadores para tratar de garantizar una legislatura estable. "Debemos asumir la necesidad de diálogo, no como un peaje incómodo, sino como una oportunidad de consolidar reformas amplias y duraderas", aseveró. "Esto no supone que se fuerce la voluntad de nadie, ni que nadie tenga que renunciar a sus principios", pero reiteró que hay que ceder. "La excepcionalidad de las circunstancias exige que se dejen de lado todas las confrontaciones ideológicas y se sumen los esfuerzos, de manera, excepcional, porque se trata de una situación inédita que no conoce precedente", argumentó.

El PP especula sobre los ministros

En este sentido, prometió un Ejecutivo favorable al entendimiento. "Tengo asumido que cada día tendremos que construir una mayoría para la gobernabilidad. Para eso necesitamos un gobierno abierto al diálogo. Eso es lo que ofrezco", en palabras de Rajoy. Según Ciudadanos, ese talante quedará en entredicho si Jorge Fernández Díaz o Cristóbal Montoro siguen en el gabinete. "Estoy dispuesto a negociar cuanto sea necesario todas las decisiones", remató.

Antes y después de su discurso, más breve que el anterior, ministros y altos cargos del PP se dedicaron a especular sobre el futuro Ejecutivo. La gran mayoría partió de la base de que la incógnita quedará resuelta este mismo domingo, más aún tras escuchar de Rajoy que urge un Gobierno a pleno rendimiento. Y siguieron las quinielas: "Rafael Hernando a Industria y Javier Maroto portavoz del grupo". José Manuel García Margallo, también en la picota, se dedicó a charlar distendido con los periodistas.

"Hemos dejado escapar diez meses" pero "no es demasiado tarde", zanjó el candidato, recibiendo la ovación cerrada de los suyos. Rajoy solicitó auxilio para una legislatura "sólida, duradera y tranquilizadora", pero dio por descontado que la etapa que arranca no será fácil. "No sé qué dificultades surgirán en el camino del futuro gobierno. Sin duda, no serán pocas ni pequeñas". En todo caso, "si hemos de pagar un precio y aceptar un sacrificio, por ninguna otra causa lo haremos con mayor orgullo que por el bien de España", se despidió entre aplausos.

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